La administración queda muy mal en cada encuesta que se pasa sobre las percepciones ciudadanas en dos asuntos claves: seguridad y la transparencia en el gasto público.

La inseguridad está en la agenda pública desde el inicio de la actual administración, en 2012. Ha presentado una diversidad de programas desde el ministerio del Interior. A veces parece que lo ha asumido directamente la Presidencia, con iniciativas innovadoras como el 911, que desempeña un importante papel, pero obviamente es solo un instrumento de los tantos requeridos para detener el flagelo.

En la búsqueda de la seguridad la administración también introdujo y aprobó una ley de reforma policial.

Recientemente ha mejorado los salarios de policías y soldados, demandas muy sentidas por los vergonzosos ingresos. La reforma no parece que haya tenido ningún impacto en los programas de control de la delincuencia.

La criminalidad, con altas y bajas, sigue perturbando a la sociedad dominicana. No es cosa de la simple y famosa percepción. Es parte de nuestra realidad. Ya se habla de mediciones regionales en las que supuestamente aparecemos detrás de Venezuela. Es decir, que superamos a países como Honduras, Guatemala y El Salvador en percepción de inseguridad. ¡Increíble!

En materia de transparencia, después de un primer período de los primeros cuatro años de la administración de Danilo Medina, durante los cuales la oposición y la población en general se centraron en la corrupción de la “administración anterior”, se han destapado mayúsculos escándalos que han provocado que en las encuestas la corrupción aparezca como uno de los más graves problemas que impactan la gobernanza y amerita un serio cambio de rumbo.

Respecto a la corrupción, el opositor Luis Abinader ha propuesto al gobierno y a los actores civiles un plan para afrontarla desde una perspectiva institucional. Implica un cambio de política. De las denuncias y la movilización opta por propuestas orientadas a mejorar los controles estatales.

El gobierno ganaría si abre una discusión para encontrar remedios institucionales para atenuar la corrupción.

La inseguridad sigue siendo una materia pendiente con la cual este gobierno no ha podido.

La corrupción se ha tragado un buen trozo de su buena imagen.

Son batallas perdidas. l

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