Así sea por elección, la soledad puede llegar a afectar a la persona tanto a nivel físico como mental

Conceptualmente la soledad es estar solo o sin acompañamiento de una persona o de otro ser vivo; puede tener distintos orígenes, como lo son la propia elección, o el confinamiento o aislamiento impuesto por la sociedad, como lo son las enfermedades que suponen una cierta amenaza por su propagación o situaciones de conductas disociales que lleven a la perdida de la libertad.

A saber, existen tres tipos de aislamiento en las personas: Aislamiento protectivo, por enfermedad y aislamiento emocional. La principal diferencia es que uno es voluntario, mientras que el otro no.

El aislamiento protectivo es el que se busca de manera voluntaria. Uno puede prepararse para el, y generalmente no es algo negativo.

El aislamiento por enfermedad no proporciona beneficios para el individuo que lo padece, y no puede uno prepararse para el. El aislamiento emocional es un término utilizado para describir el estado en el que el individuo está emocionalmente aislado, a pesar de tener una red social normal.

“La soledad no es buena para la salud de los seres humanos, existe evidencia científica de que está asociada a patologías como la depresión, el estrés, la ansiedad y una deficitaria autoestima. El número de personas que viven solas está creciendo en todo el mundo. Muchos son ancianos, que se han quedado solos después de la muerte de sus parejas o cuando sus familias se han mudado”, quien así se explica el doctor Antonio Ignacio Del Orbe Martínez, médico psiquiatra, psicoterapeuta cognitivo conductual, egresado de la Universidad Central de Venezuela al ser abordado sobre la soledad y sus consecuencias.

“Durante mucho tiempo a los médicos nos costó reconocer la importancia de la soledad en la salud. Ahora sabemos que es necesario analizar y entender los contextos sociales de los pacientes. Algunos estudios sugieren que la soledad puede causar enfermedades con consecuencias fatales”, enfatiza.

l ¿Investigaciones han arrojado que la soledad afecta al corazón, al sistema inmune y provoca depresión, puede explicarlo?
l La salud del hombre es un proceso complejo sustentado sobre la base de un equilibrio entre factores biopsicosociales. Lograr que el hombre se adapte a su medio implica la manutención de la adecuada sincronización de las funciones de los sistemas de su organismo y en caso del surgimiento de un desequilibrio, esta adaptación depende del restablecimiento de ese equilibrio.

La soledad, cualquiera que sea su forma o elección, genera enfermedad y esta afecta tanto al cuerpo como a la mente, y ante todo debemos aceptarla y cada cual debe tomar la dirección y la responsabilidad de su salud.

Siendo la salud humana un complejo proceso de adaptación en el que confluyen factores biológicos, psicológicos y sociales, una persona sana debe estarlo tanto en mente como en cuerpo, es decir existe una relación dinámica entre ambas.

Gracias a los estudios derivados de la psiconeuroinmunologia PNI, se ha descubierto un vínculo físico (sinapsis), entre células del sistema nervioso y del sistema inmunológico, haciendo a estos dos sistemas humanos, interdependientes.

Una de las formas como influyen los procesos psicológicos en la salud, es a través de las emociones. Tanto las emociones positivas (alegría, buen humor, optimismo) como las negativas (ira, ansiedad), y el estrés influyen en la salud.

Las emociones perturbadoras influyen negativamente en la salud favoreciendo la contracción de ciertas enfermedades, ya que hacen más vulnerable el sistema inmunológico, lo que no permite su correcto funcionamiento. Las emociones positivas son un beneficio para nuestra salud, ya que ayudan a soportar las dificultades de una enfermedad y facilitan su recuperación.

Hay quienes son muy sociables y se sienten solos. ¿A qué obedece? La psicología considera que las personas estamos solas cuando no mantenemos comunicación con otros, o cuando percibimos nuestras relaciones como insatisfactorias.

El resultado de relaciones sociales deficientes, una visión o experiencia subjetiva acertada o errónea (uno puede estar solo sin sentirse solo o, viceversa, estar en grupo y sentirse solo); que el encuentro social resulte desagradable o, incluso, que pueda llegar a generar angustia.

Se distinguen dos tipos de soledad, la emocional y la social. La primera obedece a la ausencia de una relación que nos produzca goce y seguridad, mientras que la segunda presupone la no pertenencia a un grupo de personas que nos ayude a compartir intereses y preocupaciones diversas. En algún punto de nuestra historia todos nos preguntamos lo mismo: ¿Cómo hacer para sentirnos menos solos, ¿cómo encontrar a alguien que nos acompañe y qué tipo de compañía es la mejor para nosotros?

l ¿Cuáles conductas o hábitos son característicos de la gente que vive en soledad.
l La soledad nos afecta a todos en algún momento de nuestra vida, y, en algunas personas, constituye una situación crónica.
Peplau y Perlman consideran algunos aspectos o características fundamentales de la soledad, como lo son:

• El déficit percibido puede ser cuantitativo (“No tengo amigos), o cualitativo (“Mis relaciones son superficiales”).

• La soledad tiene un carácter subjetivo: Es la propia persona quien decide si su nivel de contacto social es satisfactorio o no. Algunos autores distinguen entre soledad y aislamiento (cuando una persona quiere estar sola).

• La soledad constituye una vivencia o sentimiento negativo.
La soledad puede afectar a casi todos, pero algunos tienen mayor riesgo de padecerla. Existen características asociadas a las personas que padecen soledad, aunque es difícil discernir si es una causa o una consecuencia (soledad asociada a la depresión).
Características de la personalidad: Suelen ser introvertidas, tímidas y ansiosas.

Autoestima: Tienden a sentirse incompetentes, no queridas y sin valor.

Habilidades sociales: Las personas tímidas a menudo no saben cómo comportarse en sus relaciones con los demás. Revelan poco de sí mismas y, cuando lo hacen, utilizan formas inapropiadas.
Características sociodemográficas: Se sienten más solos los jóvenes (adolescente) y los solteros.

Experiencias infantiles: El divorcio genera en los niños culpabilidad y baja autoestima. Los niños llegan a la conclusión de que no se puede confiar en las personas y no vale la pena relacionarse.

Existen factores situacionales que influyen en la experiencia de la soledad.

Tendencia para afiliarse con otras personas cuando se encuentran en situaciones de incertidumbre o de gran estrés: mayor probabilidad de experimentar la soledad si no encuentran a otros que satisfagan esas necesidades, como es el caso de elegir pareja bajo los preceptos de no estar en soledad sin que medie ninguna otra emoción.

Las situaciones estresantes no influyen de manera directa e inequívoca sobre la soledad, sino que el que este sentimiento se dé o no depende de la existencia de mecanismos amortiguadores. Uno de radical importancia es el apoyo social, cuando se decide mitigarla a expensa de un contacto social sistematizado.

l ¿Es la tecnología la solución a nuestra soledad?
l En los tiempos modernos, pareciera que con la tecnología estamos más conectados que nunca, pero al final estamos más solos.

“Usamos la tecnología para definirnos”, dice Sherry Turkle, psicóloga del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT), y una de las grandes analistas de la digitalización de nuestras vidas. En su conferencia magistral de TED, “Conectados pero solos” (2012), dice que pasamos de la conexión al aislamiento y se cuestiona cómo ocurre tal cosa. “Se está en aislamiento si no se cultiva la capacidad de estar solo y gozar de ello, de conocernos. Si no sabemos estar solos, acudimos a otras personas para sentir menos ansiedad o sentirnos vivos”.

De esta manera, los otros se convierten en objetos que se utilizan para satisfacer necesidades individuales y no para crear vínculos afectivos cercanos. Por más duro que parezca y cueste aceptarlo, el ser humano vive demasiado pendiente de la tecnología, de responder mensajes, estados en las redes sociales, de conseguir likes o seguidores, o simplemente que alguien nos responda. Y no, no es un problema de adolescentes nada más, se trata de un problema que se generaliza.

La hiperconexión nos da una idea ficticia de control y de apego al otro. Eso es lo que la psicóloga llama Efecto Ricito de Oro: “La gente no se cansa de estar uno con los otros, si y solo si, pueden mantener una distancia entre ellos que puedan controlar. Ni muy cerca, ni muy lejos. Solo lo justo”.

Aquí es donde radica el problema, ya que en una conversación cara a cara no se puede editar el mensaje, sucede en ese momento. Es una conversación espontánea donde podemos estar presentes y ser vulnerables. Para muchas personas esto puede ser la fuente de pánico. Mirar el celular mientras hablamos con una persona es como levantar un muro trasparente que dice: “soy empático, pero de aquí no pasas”. Estar y a la vez no estar presentes.

Turkle sugiere crear lugares “sagrados” en casa, la escuela o la oficina donde no entren los dispositivos móviles, o bien, convocar reuniones solo para conversar sin celulares de por medio. “En vez de contestar correos electrónicos mientras empujas el carro de tu hija, habla con ella”.

En definitiva, la soledad es un problema que por razones demográficas irá a más en el futuro, y por lo tanto resulta fundamental para las administraciones públicas saber cómo enfrentarse a este problema, encontrando fórmulas para gestionar mejor la soledad de nuestros mayores y prevenir sus consecuencias negativas.

Antonio Ignacio Del Orbe Martínez, médico psiquiatra, psicoterapeuta cognitivo conductual.

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