Inevitablemente llegan tiempos de prueba, presión y desilusión, duros cual desierto, cruzándose entre nuestra necesidad y tierra prometida, para probar si estamos destinados a cosas mejores, si en verdad queremos lo que soñamos o si somos lo que decimos. Son presiones abrumadoras que exponen tu carácter y revelan si de verdad estás donde tienes que estar o si ese lugar es tu lugar.

Pero recuerda que, Dios no olvida tu esfuerzo, amor y compromiso, es Dios justo y fiel, eso debe asegurarte que cada día estás más cerca de lo que estás esperando, por tanto, ten paz, no estás como parece que estás, sino preparándote para donde estarás; mientras la presión despierta la mejor cara de tu alma, deja que tu actitud se ponga en pie y exponga tu grandeza.

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