El Bonyé es referente del barrio, además de las ruinas del Monasterio de San Francisco de Asís y varios museos, visitados por nacionales y extranjeros

San Antón es uno de los barrios más conocidos de la Zona Colonial, y no es para menos, pues sus emblemáticos museos, monumentos y su infraestructura en general atrapan la atención de nacionales y extranjeros, que en cada lugar vislumbran algún episodio de la historia dominicana.

Uno de los lugares más destacados es el Monasterio de San Francisco de Asís, considerada una de las ruinas más bellas de la ciudad. De acuerdo con historiadores, en el 1502 al mando de Nicolás de Ovando llegaron los padres franciscanos, que seis años después gestionaron la construcción del monasterio, el primero del Nuevo Mundo.

La iglesia, parte principal del conjunto, es iniciada por Liendo en 1544 sobre una colina, y terminó el 23 de julio de 1556. En 1586 fue saqueada por Drake, pero su reparación termina en el 1664.

Debido a un terremoto ocurrido en 1673 y en 1751 la infraestructura quedó con serios daños, empeorando con la llegada de varios ciclones.

El monumento lamentablemente fue abandonado en el 1795. La destrucción se inició cuando los franceses vencidos en Palo Hincado y asediados en la ciudad emplazaron un pedazo de artillería sobre el techo en 1805; en 1809 cortan la bóveda, y colocan una explanada de madera con un cañón que al segundo disparo se desploma con todo y techo.

El ciclón de San Zenón en 1930 destruyó gran parte del edificio, pero en 1940 se instaló allí el manicomio Padre Billini, donde pasó recluido sus últimos días Eleuterio Brito Aragonés, mejor conocido como Eduardo Brito, cantante barítono de ópera y zarzuela.

En los alrededores de la iglesia existe en ruinas la capilla de la Tercera Orden de Garay o de María de Toledo. En su tina se custodiaba el agua a distribuir, a través de tuberías, a los ciudadanos habitantes de la Zona Colonial, convirtiéndose en el primer acueducto de la ciudad.

El nombre del barrio vino a raíz de la pequeña Ermita de San Antón, que estuvo ligada a los primeros esclavos africanos ya bautizados, desde la segunda mitad del siglo XVl, cuando se inicia su construcción. Erigida dentro del espíritu gótico, al exterior es similar a las iglesias barriales del periodo colonial en Santo Domingo.

Los materiales de construcción consistieron fundamentalmente en la piedra y el ladrillo como elemento complementario en muros secundarios.

Grupo Bonyé

Sin embargo, estas antiguas ruinas se utilizan todavía como escenario para celebraciones de eventos sociales y culturales. Incluso una de las más destacadas del Distrito Nacional; el Grupo Bonyé, un espacio donde se intenta rescatar el valor de la música de hace décadas y así contribuir a la preservación de la herencia cultural dominicana.

Es descrito como un espacio ideal para disfrutar un encuentro entre amigos y familiares que buscan el esparcimiento sano y para descargar del estrés de la semana escuchando y bailando son, merengue, salsa, bolero y hasta danzón, los domingos a partir de las 5:00 de la tarde y hasta las 10:00 de la noche.

El Grupo Bonyé se inicia con el encuentro de amigos seguidores de estos géneros musicales, aunque son “auténticamente soneros”, de esos que usan sus zapatos especiales de dos tonos de colores, su gorrita conocida en esos ambientes como guapachosa, o su sombrero de ala ancha, y sus pantalones blancos o de colores candentes, describe Felix Báez, director del grupo.

Los integrantes del mismo se conocieron escuchando son en el bar ”El Sartén” de la Zona Colonial, que ha sido uno de los puntos de mayor aporte a la propagación de este género.

Allí, Michael Curiel, hijo del propietario y administrador del mismo, recién llegado de San Juan de Puerto Rico, trajo la idea de buscar un punto estratégico de la Zona, para hacer lo mismo.

Tras lo cual, acordaron reunirse al pie de las escaleras de las Ruinas de San Francisco de Asís, todos los domingos. Contaron en principio con la asistencia del “Rinconcito de don Guillermo”, un pequeño comercio al detalle de 18 años que está frente a las ruinas.

Además del Grupo se presentan también aquellas personas que hacen arte, ya sea poesías, cuentos, bailes folklóricos, entre otros. Asimismo, se ha disfrutado de la participación de artistas dominicanos como Pavel Núñez, Francis Santana, Marel Alemany, Los Hermanos Rosario, Peña Suazo, Joseíto Mateo, José Alberto “El Canario”, entre otros.

Este grupo es seguido por más de 4 mil personas de diversos estratos sociales.

Uno inspirado en Duarte y otro en el ámbar

En San Antón también existen dos museos muy particulares, uno inspirado en el ámbar y otro en el patricio Juan Pablo Duarte. La recién inaugurada Casa Museo de Cera en honor al patricio Juan Pablo Duarte, construida con el objetivo de honrar los ideales de este padre de la patria, es un inmueble que está ubicado en la misma vivienda donde nació Duarte el 26 de enero de 1813, en la calle Isabel La Católica 308. El museo tiene tres patios españoles, un auditorio para 139 personas y posee 1,093.34 metros cuadrados de área reconstruida. Cuenta, además, con una sala de cera, compuesta por 13 imágenes o dioramas que recogen los acontecimientos más importantes del prócer independentista.

En este museo, la vida de Duarte está presentada en 13 dioramas a escala real, con figuras de cera, constituyendo los episodios más importantes de la vida de Duarte. El Museo de Cera a Juan Pablo Duarte tiene figuras de cera a escala natural, hechas por primera vez en República Dominicana y en el Caribe. Asimismo, consta de una sala museográfica, con obras que se han conservado en el Instituto Duartiano. Asimismo está el Museo del Ámbar, que es una exhibición privada que nació con la iniciativa de Jorge Caridad, fundador y presidente de la Fábrica Ámbar Nacional (Ambasa), quien lo inauguró el 5 de septiembre de 1996 al mismo tiempo de la celebración del 5to Centenario de la fundada ciudad de Santo Domingo en 1496. El museo nació en Puerto Plata y luego se instaló en San Antón, recibiendo un gran flujo de visitantes nacionales y extranjeros, que una vez conocen y curiosean, realizan sus compras. En el museo se encuentra información histórica y científica de la creación del ámbar, una resina que se encuentran en cuevas de distintos puntos de la isla, en la que se incrustan los insectos y residuos vegetales de una era milenaria, que fueron fosilizados en el ámbar. Existen una variedad de tonos y colores de ámbar, siendo el más transparente el que se extrae en la isla y con los colores, como miel, amarillo y ámbar claro y en tonos rojos y verdes, y el hermoso azul, de origen vegetal.

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