Este 2017 ha asumido el reto de ser el Director Musical de la Winter Opera St. Louis y de Estudios Orquestales de la University of Missouri-St. Louis, en Estados Unidos

En un país como el nuestro, donde las políticas culturales no son las más idóneas, el joven compositor y director de orquesta dominicano, Darwin Aquino, se ha mantenido en el camino a pesar de las vicisitudes. Para él, la música, en el sentido más amplio de la palabra, es una vocación.

“Es algo que llevas dentro y tienes la necesidad de expresar, muchas veces sin importar las condiciones externas. Pienso que los artistas que sienten esto pueden salir adelante; la vida les abre las puertas de una manera u otra. Sin embargo, actualmente la música clásica no es fácil en ninguna parte, pues no está tan arraigada en las tradiciones culturales de los países. Ha perdido el lugar privilegiado que tenía en el pasado dada las distintas vertientes de la música de ahora”, dijo.

A pesar de esta realidad, asegura, no se desanima ni pierde las esperanzas. Su deseo de ser un mejor director y compositor le inspira a seguir adelante.

Dentro del sistema orquestal, el director es una figura de suma importancia, rol que ha sido mitificado con los años, dejando atrás la idea de aquel personaje agresivo, intransigente y dictatorial.

“El director es quien une a los músicos y aporta la energía para las interpretaciones. Es como un tráfico vial que avisa a cada uno su turno y modo de paso; es quien organiza y lleva el discurso musical… No es un secreto que en nuestros días los directores somos mucho más democráticos, abiertos y comunicativos con los músicos y el público”, manifiesta Aquino, uno de los poquísimos en nuestro país que han hecho carrera en este género. “El poder conocer tantos músicos y obras en distintos países, y la experiencia de llegar a los corazones de quienes nos escuchan en una presentación, es lo que más disfruto de esta profesión. Es una sensación mágica que te llena de vida. Además, he tenido la suerte de seguir construyendo una carrera internacional gracias al apoyo de mi país, el público y colegas alrededor del mundo”, expresa.

Nuevo reto

Recientemente Darwin Aquino fue nombrado en la Winter Opera St. Louis, en Estados Unidos, donde se inició como Director Invitado en 2016 con la ópera “Il Trovatore”, de G. Verdi. “Me invitaron nueva vez este 2017 a dirigir la ópera “Carmen”, y para esta temporada tuve el honor de ser seleccionado como su Director Musical. Ya hemos presentado “Borgia infami”, una ópera moderna de EE. UU., y la opereta “The student prince”. Lo próximo a dirigir será en enero: “El pescador de perlas, ópera francesa de G. Bizet, y en marzo, “El elixir de amor”, producción italiana de G. Donizetti”, detalla nuestro entrevistado.

Ahora en noviembre regresa al país para el VI Concierto de Música Sacra, que se llevará a cabo el día 29 en la Catedral Primada de América, y a impartir un Seminario de Composición Musical en el Conservatorio Nacional de Música, del 25 al 27 del corriente.

Pero sus compromisos no terminan aquí. Luego se va a México a dirigir nuevamente a los tenores italianos de “Il Volo”, el 13 de diciembre en el Teatro Ángela Peralta, a quienes tuvo la oportunidad de acompañar en su presentación del pasado mes de septiembre en RD. A esto le sigue el concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Mainz y la presentación de la Saarlindisches Staatsorchester, ambos en Alemania, en los meses de enero y febrero, respectivamente.

En República Dominicana

Por un breve período estuvo al frente del Conservatorio Nacional de Música, considerada como la más importante en formación musical profesional. “Estuvimos trabajando y continúa su nueva directora, la profesora Jacqueline Huguet, para convertirlo en una universidad de la música. Así los jóvenes tendrán acceso a licenciaturas en todos los instrumentos y disciplinas que allí se imparten. Si esto se logra, tengo fe de que así será, el Conservatorio crecerá en competitividad y reconocimiento social. El país lo necesita”, afirma Darwin, al tiempo que valora la oportunidad de haber sido su Director por un año, una gran experiencia de vida que por compromisos en el extranjero no pudo continuar.

¿Su sueño en materia musical, localmente hablando? Que se siga apoyando cada vez más lo nuestro, que es mucho y muy bueno, nos dice. “Siempre se han hecho y hacen esfuerzos, pero las inversiones de los gobiernos y el sector privado nunca son suficientes. Como sociedad debemos pensar que un ciudadano que se dedica a la cultura está en pos de los más altos valores humanos; se convertirá en un ente de confraternidad, democracia y espiritualidad, valores positivos que siempre son necesarios. Yo sólo sueño que cada vez más dominicanos se puedan dedicar dignamente a la música clásica”, dice entusiasmado, resaltando que lo peor que nos puede pasar, en referencia a lo anteriormente citado, es no intentarlo, finaliza.

Compositor: su otra faceta musical

Su música la define como contemporánea; toma elementos del folclore dominicano (africano e hispano) y los lleva a un lenguaje instrumental más actual. De ahí que algunas de sus obras lleven por título “Congofonía”, “Espacio ritual” o “Sarandunga”. “Internacionalmente he tenido mucha suerte en este ámbito, pues obras mías han sido interpretadas por compañías como la Orchestre Philarmonique Radio France, en París; la Philharmonisches Staatsorchester Mainz, en Alemania, la Orquesta Simón Bolívar de Venezuela, la YOA Orquesta de las Américas y la Orquesta del Festival Musical de Santo Domingo”, detalla. Actualmente trabaja en un dúo de violines dedicado a los maestros Jacinto Gimbernard, fallecido recientemente, y Julio de Windt, quienes fueron grandes amigos, colegas, directores y violinistas.

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