Haití: la isla Española

Desde el inicio de estudios sobre historia patria aprendemos de relacionados o maestros que los aborígenes usaban los vocablos Quisqueya, Babeque, Bohío y Haití para identificar la isla; que Cristóbal Colón nombró La Española y hasta hay quien da p

Elijo reproducir este viejo escrito como reafirmación del nombre aborigen de la isla, porque todavía, desde el inicio de estudios sobre historia patria se mantiene transmitiendo a los alumnos y a nuestros nacionales la mentira inventada por Colón de que los aborígenes usaban los vocablos Quisqueya, Babeque, Bohío y Haití para identificar la isla, que Cristóbal Colón dizque la nombró La Española, y hasta hay quien da por bueno el nombre latino Hispaniola, a pesar de que en toda esa nomenclatura hay solo un término cierto: Haití.

Primero la última denominación. Hispaniola es término usado por Pietro Martire d´Anghiera (Pedro Mártir de Anglería), un intelectual italiano al servicio de los reyes católicos españoles y de Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico, quien escribió en el idioma de Lacio su obra Decadas de Orbe Nuovo (Décadas del Nuevo Mundo). Cuando le tocó relatar el nombre de Colón para esta isla, puesto que Roma llamaba Hispania a España, tradujo Española como Hispaniola, término diseminado globalmente cuando las décadas fueron traducidas del latín al inglés conservando el término latino.

Segundo, Cristóbal Colón no nombró a esta isla La Española, sino isla Española en singular, que solo reconoce su condición insular, aunque los relatos del Padre Las Casas, son contradictorios en el sentido de asentar la palabra isla en mayúscula y en minúscula. Sin embargo, una buena parte de las copias de documentos de la Real Audiencia que poseo la llaman isla Española.

En 1891, César Nicolás Penson trató el tema que nos ocupa mostrando que “el nombre de Quisqueya no es indígena ni jamás existió, y quienes primero lo escribieron… (siguieron)… la ilusión del Almirante de hallarse en el Extremo Oriente, y andar buscando la ciudad del cielo de Marco Polo, su Guisay, Quinsay o Quisay, de donde, corrompiendo el vocablo, alguien dijo Quisqueia… De ahí… los historiadores de Indias… y los demás sin la debida crítica… (lo repiten). Jamás este babeque parescio… Ni bohío tampoco, término con el cual ellos significaban chozas… Y ya que sin quererlo, nos hemos venido tan lejos, conste que, aunque nos duela, la isla no se llamó siempre más que Haití.” (paréntesis míos) –tomado de http://www.jmarcano.com/mipais/geografia/nombre.html.
Parte importante de nuestra historia fue protagonizada, registrada y escrita por promotores de la fe, quienes tenían limitaciones importantes de la época y de su fe para comprender el significado antropológico o teológico de los decires que recibían.

Entonces era difícil para el español percibir el concepto de deidad caribeña multidimensional con manifestaciones de vida cotidiana en asociación con la tierra, diosa madre, cuando para el europeo Dios era astrológico, como en México, Centroamérica y la cultura andina. Talvez los ademanes para hacerse entender produjeron entre los aborígenes la entrega de vocablos para las dimensiones déicas, referentes a los nombres geográficos.

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Desde el inicio de estudios sobre historia patria aprendemos de relacionados o maestros que los aborígenes usaban los vocablos Quisqueya, Babeque, Bohío y Haití para identificar la isla; que Cristóbal Colón nombró La Española y hasta hay quien da por bueno el nombre latino Hispaniola.  En toda esa nomenclatura hay solo un término cierto.  Haití. Primero lo último.

Hispaniola es término usado por Pietro Martire d´Anghiera (Pedro Mártir de Anglería), un intelectual italiano al servicio de los reyes católicos españoles y de Carlos V del Sacro Imperio Romano Germánico, quien escribió en el idioma de Lacio su obra Decadas de Orbe Nuovo (Décadas del Nuevo Mundo).

Cuando le tocó relatar el nombre de Colón para esta isla, puesto que Roma llamaba Hispania a España, tradujo Española como Hispaniola, término diseminado globalmente cuando las Décadas fueron traducidas del latín al inglés conservando el término latino.

Segundo, Cristóbal Colón no nombró a esta isla La Española, sino isla Española, que solo reconoce su condición insular, aunque los relatos del Padre Las Casas son contradictorios, en el sentido de asentar la palabra isla en mayúscula y en minúscula.  Sin embargo, una buena parte de las copias de documentos de la Real Audiencia que poseo la llaman isla Española.

En 1891, César Nicolás Penson trató el tema que nos ocupa mostrando que “el nombre de Quisqueya no es indígena ni jamás existió y quienes primero lo escribieron… (siguieron)… la ilusión del almirante de hallarse en el Extremo Oriente y andar buscando la ciudad del cielo de Marco Polo, su Guisay, Quinsay o Quisay, de donde, corrompiendo el vocablo, alguien dijo Quisqueia…  De ahí… los historiadores de Indias…  y los demás sin la debida crítica…  (lo repiten).  Jamás este babeque parescio…  Ni bohío tampoco, término con el cual ellos significaban chozas… (describir la isla)…  Y ya que sin quererlo nos hemos venido tan lejos, conste que, aunque nos duela, la isla no se llamó siempre más que Haití.” (paréntesis míos)  –tomado de http://www.jmarcano.com/mipais/geografia/nombre.html.

Parte importante de nuestra historia fue protagonizada, registrada y escrita por promotores de la fe, quienes tenían limitaciones importantes de la época y de su fe para comprender el significado antropológico o teológico de los decires que recibían.

Entonces era difícil para el español percibir conceptos de deidad caribeña multidimensional con manifestaciones de vida cotidiana en asociación con la diosa madre, cuando Dios era astrológico para el europeo, como en México, Centroamérica y la cultura andina.

Talvez los ademanes para hacerse entender produjeron entre los aborígenes la entrega de vocablos para las dimensiones déicas, referentes a los nombres geográficos.
Marcos Taveras es consultor empresarial

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