Monseñor Benito Ángeles.
Monseñor Benito Ángeles.

Para monseñor Ángeles, el fondo de la crisis familiar es la falta de amor

Monseñor Ramón Benito Ángeles Fernández es un sacerdote diocesano, cuya vocación estuvo siempre encaminada al servicio de los más necesitados, especialmente a la juventud, pues es en ella donde se crea la plataforma del mañana.

La pasión en el trabajo de la comunicación, la educación, los jóvenes y la familia, lo han llevado a ganarse el corazón de las personas, convirtiendo esa pasión en un servicio al estilo de Jesús, quien tuvo preferencia por los pobres.

La madurez de su proceso de pensamiento socio-comunitario se debe mantener en los campos muy pobres, pero también se debe dar otro salto que son a los barrios marginados, compuestos por pobres inmigrantes de las diferentes provincias y que hoy conforman una nueva realidad sociológica y que refleja la problemática de la desigualdad social.

En una entrevista a elCaribe, monseñor Ángeles Fernández conversa sobre sus principales funciones en la Arquidiócesis de Santo Domingo, como obispo auxiliar, como vicario episcopal de la Vicaría de Santo Domingo Este, y como secretario de la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) y otras funciones más que desempeña.

¿Cómo han sido estos 39 años de vida sacerdotal?
La base familiar en una vocación es fundamental. Yo vengo de una familia de 12 hermanos, donde soy el número 11. Eso quiere decir que éramos muy pobres y humildes, pero con ideales grandes como la educación de los hijos y la educación de la fe. El sacerdocio es una vocación de servicio, y ese servicio con alegría es lo que me ha mantenido en estos 39 años como un eje transversal de alegría, felicidad, entusiasmo, optimismo y búsqueda de nuevas posibilidades de aquellos a los que me toca servir.

¿Cómo inició el trabajo de evangelización mediática?
Ese fue un proyecto al que el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez me llamó para continuarlo a través de los medios de comunicación, y ahí fue donde creamos la parroquia evangelizadora mediática San Antonio de Padua y el trabajo comunicacional que compartimos con todos los medios de comunicación.

Hábleme de su elección episcopal.
En realidad, yo pensaba ya que con la edad que tengo no era para que me eligieran como obispo, dado que venía trabajando con la CED y en las diferentes comisiones, y debo decir que me he sentido muy cómodo trabajando como sacerdote, educador, y en mi condición de preparación en el orden de la moral y la ética, que ha sido mi mayor aporte en lo que se refiere al elemento doctrinal. Cuando soy llamado a ser obispo auxiliar, lo que hice fue inclinar mi cabeza; escuché al Nuncio, y recordé las palabras de la virgen María: “hágase en mí según tu palabra”, y le respondí: sí, acepto. Cuando el Santo Padre manda una elección, uno debe decir que sí, sin embargo, dan siempre la opción de preguntarle al candidato. Esa elección fue una acción divina en mi sacerdocio. Ahí mismo me vino una película entera de los cambios que se iban a producir en mi vida: desde la parroquia donde estaba trabajando, los medios de comunicación, los movimientos apostólicos y las diferentes comisiones; entonces ahora entro en una nueva dimensión eclesial.

¿Cuáles son sus funciones dentro de la arquidiócesis y la CED?
La Vicaría Episcopal Santo Domingo Este fue la primera que creó monseñor Francisco Ozoria Acosta, y no perdió ningún tiempo en llamarme para ser vicario episcopal de esa vicaría, donde tengo 64 parroquias que atender, más de 70 sacerdotes, unos 35 diáconos, centros educativos y zonas muy desafiantes a nivel de pobreza; por lo tanto, mi misión número uno como obispo auxiliar y vicario episcopal es la Vicaría Episcopal de Santo Domingo Este, por eso le voy a dedicar mínimamente un 50% de mi tiempo; la CED ha querido nombrarme de nuevo secretario de la conferencia, además de dirigir la comisión nacional de comunicación y prensa de la CED, por lo tanto le tengo al episcopado un 30%. El otro 20% va a estar distribuido entre el arzobispado, donde también tengo funciones, y con los movimientos apostólicos, a través del Centro de Formación Integral Juventud y Familia (Cefijufa).

¿Cómo influye la comunicación en la iglesia?
La comunicación en la Iglesia es uno de los renglones que se prioriza mucho en la vida pastoral. En el mundo de hoy, no podemos vivir sin la comunicación. Las redes sociales han ido creciendo de una manera exponencial en el mundo de las relaciones sociales, culturales, económicas, religiosas, políticas y en la iglesia misma. Con esto, queremos dar una muestra también en el país de que nosotros tenemos como una de las prioridades el idóneo y significativo manejo pastoral de las comunicaciones.

¿Qué hace la Iglesia por los jóvenes?
La juventud es uno de los temas más sensibles que tenemos en la sociedad, porque hay mucha vulnerabilidad alrededor de los jóvenes, y esa vulnerabilidad que existe, también tiene mucho que ver con la falta de oportunidades en la juventud; por eso, la Iglesia le da una prioridad especial a la educación, incluso nosotros ya hemos logrado crear una unidad de gestión en educación en la CED, vinculado con el Ministerio de Educación, y esa es otra de mis funciones, ser el enlace de esta comisión. Nuestra opción por la juventud debe ser una opción apostólica, crear conciencia de los valores cristianos, humanos y cívicos con la juventud.

¿Qué está pasando con los jóvenes, la familia y la sociedad hoy?
Tenemos un fenómeno que es el de la inseguridad. Una parte de los jóvenes de hoy siente una inseguridad frente a su futuro, pero esa misma inseguridad se transmite a un segundo punto fenomenológico y es que a muchos jóvenes les cuenta pensar, tomar decisiones con carácter permanente, y quizás este es el eje central de este problema para el tema de la familia. Nunca en la vida habíamos tenido tantas madres solteras y padres solteros también, ese elemento es un tema que tenemos que trabajar en la Iglesia, darle garantía al joven de que su fundamento de seguridad para el futuro está en sus propios valores, en su autoeducación, en su auto formación y también en su auto decisiones para ser personas hábiles, útiles capaces y al mismo tiempo segura de sí mismas. Cuando a un hijo le faltan sus padres, o uno de los dos, crece con una psicología de inseguridad porque nadie puede vivir sin pertenecer a una familia y si no tenemos una familia, la buscamos. Falta una responsabilidad de amor a los hijos en la vida familiar.

Hábleme de Cefijufa.
El Centro de Formación Integral Juventud y Familia (Cefijufa), fue creado como respuesta a una carencia, ya que muchos movimientos buscaban centros para hacer retiros y convivencia, pero siempre estaban llenos. Fue ahí cuando comenzó la idea de construir un centro, que integra movimientos apostólicos como Pandilla de la Amistad, para niños de 10 a 15 años; Onda Juvenil, que es para jóvenes de 15 a 20 años; Escoge, para jóvenes de más de 20 años, universitarios o profesionales; Matrimonio Feliz, Emaús, equipo de parejas y otros grupos.

Vocación
Desde la conciencia que he adquirido en mi adolescencia y juventud, nunca tuve la duda de que Dios me llamaba para ser sacerdote”.

Juventud
Ser joven es un privilegio. Si eliges el camino que te conduzca a buenas conquistas, estás logrando el éxito de tu existencia”.

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