A 40 años de democracia en la República Dominicana, el desgaste de los partidos políticos es más que evidente. Esto obedece a que las organizaciones políticas, una vez en el poder, no han respondido a las expectativas ciudadanas de instaurar un Estado capaz de enfrentar los principales problemas que tiene el país. Además, los partidos han dejado de ser instituciones que representan y agregan intereses sociales, para convertirse en simples maquinarias electorales. Los partidos dominicanos mantienen un liderazgo anquilosado, que ha llevado a sus organizaciones a renunciar a los principios programáticos y a priorizar la confrontación y la división interna.

Por esta razón, no deben extrañar los resultados de dos investigaciones que salieron a la luz pública recientemente: Barómetro de las Américas (LAPOP) y la encuesta Mark Penn. El Barómetro 2016-2017 establece que por primera vez, desde que se viene haciendo este estudio, el número de simpatizantes partidista es menor que aquellos que no lo son. En el año 2012 la simpatía partidista alcanzaba el 63.45% de los dominicanos; en el 2014 el 54.29% y en el 2016/17 apenas el 42%. Estos datos están en consonancia con los resultados de la reciente encuesta Mark Penn, que establece que el 58% de los consultados se declara independiente de los partidos políticos.

Las consecuencias de esto para el sistema político podrían ser negativas. El actual escenario de desencanto con los partidos tendría uno de tres efectos que es necesario evitar. En primer lugar, se podría dar una situación de creciente desafección política, lo que provocaría indiferencia ciudadana ante lo que pasa en el ámbito de lo público. Esto genera una reducción de la participación en los procesos políticos y electorales. Otra de las consecuencias podría ser el surgimiento de un extra partido (outsider) como opción de poder, lo que no ha sido una buena experiencia en la región. Por último, podría darse una personalización cada vez mayor de la política, en la que las estructuras partidarias no importan, pues lo relevante sería la figura del político.

Los citados estudios indican que no se puede esperar más tiempo para iniciar el camino hacia la renovación de las política y los partidos políticos. Se requiere de proyectos políticos dotados de contenidos. Partidos políticos, tradicionales y nuevos, con propuestas que generen esperanza entre los dominicanos. Hacen falta partidos democráticos e inclusivos, que estén en capacidad de hacer posible el relevo del liderazgo político. Se necesitan partidos que se preocupen por representar a la sociedad y que estén en condiciones de rendir cuentas. La ley de partidos es importante, pero hablamos de cambios que van mucho más allá.

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