Madrid. El Gobierno de España le dio al líder separatista de Cataluña cinco días para que aclare si su afirmación ambigua sobre la secesión es una declaración formal de independencia, y le advirtió que de la respuesta dependerá si aplica facultades constitucionales jamás utilizadas para reducir la autonomía de la región.

Después de que amenazó con invocar un artículo de la constitución española para reafirmar el control sobre la región rebelde, el presidente del gobierno Mariano Rajoy dijo que la contestación del presidente de la Generalidad de Cataluña, Carles Puigdemont, al ultimátum del gobierno central será crucial para decidir “los acontecimientos de los próximos días”.

Puigdemont anunció el martes que aprovechaba la victoria obtenida en el referendo prohibido del 1 de octubre para proceder con la declaración de la independencia catalana, pero propuso congelar su puesta en marcha algunas semanas para permitir el diálogo y la mediación con el gobierno en Madrid.

Al parecer, la ambigüedad de la postura de Puigdemont estuvo dirigida a sosegar a los separatistas más fervientes, pero también a generar apoyo -tanto en Cataluña como a nivel internacional- mediante la provocación de otra respuesta severa del gobierno de Rajoy.

La policía española recurrió al uso de la fuerza para impedir el referendo, y las imágenes difundidas suscitaron algunas simpatías a favor de los separatistas.

Ante el congreso nacional en Madrid, Rajoy dijo ayer que el referendo que el parlamento regional de Cataluña y el gobierno de Puigdemont celebraron en violación a la orden de un tribunal para que se cancelara fue ilegal y parte de una estrategia tendente a “imponer una independencia que pocos quieren y a nadie conviene”. La consiguiente crisis, subrayó, significa que “nuestra democracia vive uno de los momentos más graves de su historia reciente”.

Rechaza propuestas para la mediación en la crisis

Abogados catalanes, grupos de la sociedad civil y políticos de toda España han ofrecido sus servicios como mediadores entre las partes en pugna, pero Rajoy rechazó las propuestas. El presidente español dijo que se rehúsa a sostener un diálogo con un gobierno catalán desobediente. “No hay mediación posible entre la ley democrática o entre la desobediencia y la ilegalidad”, dijo.

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