RD-END-2030: ¡ahí está la senda!

El Índice Global de Competitividad es uno de los más importantes y prestigiosos mecanismos a nivel mundial para medir el efecto de la gestión de los Estados en la prosperidad de las personas. Y sucede que hace sólo tres semanas en el más reciente Informe Global de Competitividad -para sorpresa de muchos- la República Dominicana presenta un retroceso de 12 puestos, pasando del lugar 92 al 104 entre 137 naciones del mundo.

El Índice Global de Competitividad es uno de los más importantes y prestigiosos mecanismos a nivel mundial para medir el efecto de la gestión de los Estados en la prosperidad de las personas. Y sucede que hace sólo tres semanas en el más reciente Informe Global de Competitividad -para sorpresa de muchos- la República Dominicana presenta un retroceso de 12 puestos, pasando del lugar 92 al 104 entre 137 naciones del mundo.

El tema ha sido muy comentado; pero nadie ha osado ponerlo en duda. Son variadas las reacciones. Más entendemos que lo más peligroso en el actual momento es una interpretación superficial o simple del hecho.

Por ejemplo, debería de extrañar hasta alarmarse que la República Dominicana es uno de los países del mundo que más ha progresado en cuanto a la formulación de políticas públicas. Llegando a ocupar en el pasado hasta el honroso lugar 45 entre 135 naciones del mundo. Y a partir de varios ejemplos podemos entender por qué ha sido así. El Plan Decenal de Educación 1992, El Plan Decenal para el Desarrollo del Sector Salud (PLANDES 2006-2015) y más recientemente la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030 ( RD-END-2030) han sido tan bien diseñadas y formuladas que de otros países se han interesado en conocer y estudiar lo que se ha hecho; pero hay un, más que serio, ¡grave! problema de ejecución.

De forma tal que una vez se han diseñado, formulado y hasta consensuado los planes de manera ejemplar, la ejecución ha sido altamente deficiente. La rutina y el día a día de la ineficiente burocracia llevan a convertir tan grandes iniciativas más que en instrumentos, como debería de ser, en documentos que tienen como destinos estantes y gavetas de las tan numerosas instituciones del Estado.

Se hace impostergable un cambio de rumbo; adoptando verdaderos sistemas integrales de estrategia, planificación y seguimiento.

Aun el país está a tiempo de asumir desde efectivos y novedosos criterios la real puesta en ejecución de la END-2030 oficializada por la Ley 1-12 del 25 de enero de 2012; pero el retomarla- para que sea exitosa- implica, entre otros, que sea reenfocada con un criterio descentralizado en planes maestros sectoriales con precisos sistemas de seguimiento hasta el nivel de las tareas, apoyándose en los grandes avances de las Tecnologías de Información y Comunicación-TIC-.

Es tiempo ya de superar la profunda contradicción entre una gran capacidad de vuelo y una tan deprimente capacidad de aterrizaje y/o transferir “la cultura del análisis a la cultura de las soluciones”, dando trascendentales respuestas a problemas de vieja data claramente identificados.

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