Asumamos que el Colegio Médico Dominicano (CMD) tiene razón para reclamar un aumento salarial para otros cinco mil médicos que entraban al acuerdo suscrito con el gobierno, y que puso fin a un largo período de huelgas y tensiones en los servicios de salud. Digamos en general que ha habido incumplimientos frente a tan importante sector.

Todo eso puede ser cierto. Pero ¿tiene necesariamente el CMD que recurrir a las huelgas, sin contemplaciones? Como hizo el pasado 20 de septiembre cuando convocó a una paralización de los servicios en las horas previas al paso del huracán María.

Aquella vez, el paro no tuvo el impacto deseado, porque la gravedad de la amenaza del huracán hizo que la propaganda médica se diluyera.

Pasados unos días, se anunció y efectivamente se efectuó otra paralización. Como siempre, además de las demandas propias, se incluye el reclamo de mejoría para los hospitales y ahora se ha agregado a la lista la petición de pleno empleo para esos dignos profesionales.

El reclamo de mejoría de los hospitales es muy justo, toda vez que de hecho una gran cantidad está en crisis. En reparación o acusan deterioros. Lamentablemente, tan pronto los médicos obtienen sus ventajas, se olvidan de los reclamos para mejorar la calidad de las atenciones, los suministros y las infraestructuras. Eso sólo es parte del paquete y de la propaganda.

El pasado miércoles, el paro tuvo una interesante innovación. Incendiaron la efigie del director del Servicio Nacional de Salud Nelson Rodríguez Monegro, miembro del CMD, y persona de un perfil sereno que se ha convertido en el blanco de críticas de sus propios compañeros.

La quema del retrato de Rodríguez Monegro fue el enganche perfecto para alcanzar el punto más alto de la propaganda del CMD, pero eso en nada ayuda a la construcción de una comunicación dialogante entre profesionales de la salud y las autoridades.

Resulta irritante, por más válidas que sean las querellas de los médicos, paralizar los servicios de salud tan fácilmente. Se atenta contra un derecho fundamental de la ciudadanía y se deteriora el clima que debe imperar en los centros médicos.

¿Dónde está el compromiso social?

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