“Mañana no te olvides”, emotiva y familiar

Hace dos años que el cineasta José Enrique Pintor (Pinky) llevó a la pantalla grande la comedia No Hay más Remedio, y desde entonces se ausentó de la industria, hasta hoy.

Hace dos años que el cineasta José Enrique Pintor (Pinky) llevó a la pantalla grande la comedia No Hay más Remedio, y desde entonces se ausentó de la industria, hasta hoy.

Con un drama dirigido a toda la familia, Mañana no te olvides, el director busca explotar y fomentar un debate sobre la calidad de vida de los envejecientes y personas con condiciones especiales.
“Me gusta tomarme mi tiempo para seleccionar un proyecto (…) esta película es un reflejo del cine que me gustaría seguir haciendo”, dijo el director durante la gala premier. Adelantó, además, que en noviembre próximo estrenará el documental Hay un país en el mundo, el cual “toca nuestra identidad cultural desde el punto de vista de qué elementos tenemos que nos enorgullecen”.

La cinta, protagonizada por Freddy Ginebra, Guillermo Finke y Carlota Carretero, y cuyos ingresos serán donados a la Fundación Yo También Puedo, apela a la emotividad desde el principio hasta el final, planteando la historia de un abuelo con Alzhaimer y su nieto adolescente que padece Síndrome de Down.

Juntos, buscan cumplir con una lista de deseos que va desde aprender a conducir, hasta tatuarse o hacer paracaidismo. Aunque la historia logra reflejar la realidad de ambas condiciones, con chistes puntuales y efectivos, así como actuaciones y compenetración bien logradas por parte del elenco principal, la trama en ocasiones se excede en la facilidad con la que el abuelo y su nieto logran “demostrar” que ni el Alzhaimer ni el síndrome son impedimentos o discapacidades a la hora de cumplir sus metas.

Sin embargo, es tal el sentimentalismo en el que se logra sumergir a la audiencia con acciones típicas de la enfermedad que padece Roberto (Ginebra), viviendo entre el pasado y el presente sin darse cuenta, así como las limitaciones que su propio padre pone a Jan (Finke), que hace casi imperceptible la falta de justificación de hechos determinantes que en la vida real ocasionarían gran preocupación, como es “la fuga” de ambos para, llenos de inocencia, sumergirse en una aventura que los hará asumir otra posición frente al Alzhaimer y al Down.

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