La Policía sí puede

La noticia de que un agente policial lloró tras ser reconocido por sus superiores por no aceptar un soborno, nos hizo recordar la debilidad institucional que padece el Estado dominicano, donde los organismos de seguridad ocupan un lugar para nada envidiable.

La noticia de que un agente policial lloró tras ser reconocido por sus superiores por no aceptar un soborno, nos hizo recordar la debilidad institucional que padece el Estado dominicano, donde los organismos de seguridad ocupan un lugar para nada envidiable.

Sin embargo, igual nos hizo ver que dentro de este mar de cuestionamientos al comportamiento de nuestros servidores públicos, no todo está perdido. Y esto quedó evidenciado en la actitud de este agente, a quien las lágrimas le sirvieron para expresar la emoción que en ese momento sentía.

La Policía ha sido siempre caldo de cultivo para los más intensos debates en el ámbito nacional, en torno a cómo debería ser la conducta de los miles de hombres y mujeres garantes de la seguridad pública.

Por esta razón, siempre que nos referimos a la Policía Nacional lo hacemos pensando en las situaciones conflictivas que se tejen a su alrededor.

Esto proyecta hacia afuera una imagen que tiende a agudizar más aún el descrédito público de esa entidad, que tiene sobre sus hombros una responsabilidad igualmente compartida con otros estamentos del Estado.

Entonces pecamos de injustos cuando somos incapaces de reconocer las buenas acciones, como las de ese policía insobornable. El director general de la Policía, mayor general Ney Aldrin Bautista, hizo lo que hasta el mismo sentido común ordenaba: decirle a ese policía que su proceder no sólo fue correcto, sino también ejemplar y aleccionador.

Si bien es cierto que nadie debería ser reconocido por actuar ceñido a parámetros morales aceptables y conforme a lo que dicta su conciencia, me inclino por darle un espaldarazo al gesto del titular de la Policía.

Pienso que esto debería repetirse con cierta frecuencia, para que los demás miembros de esta institución tengan un motivo adicional para servir con orgullo a esta patria que tanto espera de ellos.

Esto también debe servir de ejemplo para otras instituciones públicas, para que desde nuestra íntima convicción prevalezca la creencia de que hacer las cosas bien debe ser la regla y no la excepción.

La sociedad dominicana precisa que estas noticias se difundan por todos los medios y con mayor frecuencia, para contagiar de esperanzas a todo ese conglomerado social habituado a informaciones no gratas y que fomentan el pesimismo, la apatía y la incertidumbre.

Este agente policial nos ha dicho de la manera más práctica posible, que SÍ SE PUEDE ser un mejor ciudadano. Sólo tenemos que proponérnoslo y aprender a resistir todo tipo de tentaciones.

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