Es preferible hacerlo antes de comer porque ayuda a proteger las paredes del estómago, sacia y evita que se coma en exceso, según nutricionistas
Beber agua es imprescindible para que el ser humano pueda sobrevivir, ya que es un nutriente escencial que interviene en casi todas las funciones del organismo. Sin embargo, existe un debate abierto entre sobre cuándo es recomendable consumirla, si antes, durante o después de la comida.
El agua tiene beneficios imprescindibles para el organismo, ya que ayuda a eliminar toxinas, transporta minerales a las células y hace funcionar al metabolismo correctamente. Además, es un gran aliado de la piel, que ayuda a mantener su elasticidad y tonicidad.
Aunque existe la duda sobre si es buena para hacer la digestión y diluir los alimentos en la comida, la recomendación más habitual de los expertos es la de tomar agua antes de las comidas, aunque otros opinan que después, pero también existe la posibilidad de beberla durante la comida.
La transmisión de los mitos de la alimentación funciona de la misma manera que las leyendas urbanas, un rumor empieza a pasar de boca a boca, se tergiversa y acaba conformando una realidad que damos por buena y válida. En este caso, la médico y asesora nutricional Tammy Toribio nos comenta que el agua ingerida justo antes de una comida puede “engañar” al estómago y llevar a comer menos.
Además, existe la creencia de que si se toma durante las comidas provoca retención de líquidos; y, por el contrario, afirma Toribio que hacerlo estimula el funcionamiento de los riñones y contribuye a un buen equilibrio hídrico.
Explica que cada organismo es distinto y por esta razón en algunos casos conviene ayudar la digestión con un vaso de agua luego de una comida fuerte y, en otros, vendrá bien abstenerse de ella durante las comidas.
Toribio sostiene que para que el agua no afecte el organismo, no es aconsejable consumirla mientras tenemos el alimento en la boca, ya que afectaría a la producción de la Ptialina, que es una enzima que interviene en la digestión, regulada a través de las glándulas salivares y necesaria para que el alimento sólido se vuelva esponjoso y más blando en su masticación, para la posterior deglución. De manera que si bebemos agua a la vez que tenemos el alimento en la boca esta enzima no fluirá con normalidad, por lo que su efecto en el proceso regulador de la digestión no será el mismo.
Muchos nutricionistas aconsejan beber agua una hora después de las comidas, para que los jugos digestivos se mantengan sin diluir y así puedan digerir de forma apropiada los alimentos.
En el caso de las llamadas dietas disociadas, que no permiten tomar agua cuando se ingieren hidratos de carbono debido a que supuestamente “dificulta la digestión”, los especialistas en nutrición señalan que esta medida provoca que alimentos como las papas, el pan, el arroz y otros ricos en carbohidratos, provoquen más aumento de peso.
¿Qué pasa en el organismo cuando se consume agua fría al comer?
Cuando el intestino absorbe el agua fría rápidamente se transforma en tejido adiposo, lo que quiere decir que los alimentos se vuelven grasa, que va directa a las arterias. Si esto se mantiene en el tiempo, puede ocasionar colesterol o problemas cardíacos.
El estómago está diseñado para producir ácidos que ayuden a la digestión de los alimentos, para que éstos se asimilen correctamente. Todo dependerá del sistema digestivo de cada persona. No obstante, cuando ingerimos agua fría, los ácidos se apaciguan, se debilitan y tardan más tiempo en degradar la comida.
En cuanto a las necesidades diarias de consumo de agua, depende de muchos factores. Normalmente se necesitan entre dos y tres litros al día, pero lo normal es beber entre un litro y un litro y medio, y completar el resto con el agua que contienen los alimentos.
Importante
En dietas de adelgazamiento se sugiere que se beba agua antes o a lo largo de las comidas para aumentar la sensación de saciedad.