Filme argentino narrativamente complejo y en clave de suspense: personajes con misterioso pasado producen un acontecimiento presente cuyo desenlace nos viene dado en una narrativa peculiar que cuenta la historia de dos hermanos enfrentados por asuntos de dinero y una herencia familiar, y en la que hay un secreto. En ese sentido el filme juega con los tres tipos de suspenso del thriller, pues nada entre el conocimiento de un secreto y sorprende con la existencia de otro secreto hasta llevarnos a un final inusitado en el que se nos revela súbitamente otro secreto más. Es un magnífico entramado en el que la construcción cinematográfica está compuesta con excelentes planos-secuencias en contrapuntos temporales presente-pasado con elocuente innovación que se vale de todos los elementos visuales en escena desde maquillaje, iluminación y dirección de arte pasando por elementos coreográficos puntuales en formas y contenidos valiéndose de argumentos creativos y convincentes. Solamente decae en la última parte concluyente de la historia, un aspecto en el que la generalidad de los filmes de suspense declina siempre bajando la tensión que debe producir en el espectador. Su apelo a la tónica dramática shakesperiana (drama familiar clásico), sobre todo aquella sentencia dramática de que “solo un crimen puede consumar lo que ha iniciado un crimen”, es una buena herramienta que ayuda a entender el uso del engaño al espectador para contribuir a la tensión, muy especialmente cuando alguno de los personajes exclama y se pregunta sobre quién o con qué objeto hizo tal o cual cosa. Y esa herramienta sirve para exponer una verdad icónica: ve el presente como un resultado del pasado; por tanto vemos a los personajes presos del pasado, y ese es el elemento base del thriller psicológico, que por demás es de difícil manejo en el cine que puede tener resultados inverosímiles en su exposición como vemos en el filme que pese a generar fuertes expectativas termina por frustrar al final con una salida rocambolesca de la historia. Aunque sí tenemos a favor que remacha bien y de manera muy obvia que somos un presente heredero del pasado y que, por tanto, el pasado está siempre en el presente, en el cotidiano, que nos define el presente. Ricardo Darín es Salvador, un personaje que se reconoce en la historia como un individuo inmerso en la congoja y ruindad generadas por un padre insensato.

H H H Género: : Thriller psicológico. Duración: 91 minutos

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