Santi y Joe (1 de 2)
En mi labor pastoral oír las historias de novios es frecuente, cuando les ayudo a prepararse para el matrimonio. Cada una de ellas es una pequeña novela. He aquí la de Joelina de los Milagros Herasme Cuevas y Santiago José Abraham Polanco Candelario, con cuya autorización cuento para difundirla. Ellos mismos la redactaron. Debido a la extensión, debo dividirla en dos partes.

I
Santiago Polanco
“Yo siempre la veía en clases con su largo, hermoso y sedoso cabello, vistiendo esos coloridos “polos”, que la caracterizaban (debía de tener una docena de ellos); o en los veranos en el proceso de inscripción de la universidad y nunca me atreví a iniciar una conversación con ella por temor a un rechazo. Un día, en clases de semiología, estábamos tomando cátedras del profesor y me hice el perdido para preguntarle que si me podía repetir lo último que el profesor dijo y lo hizo amablemente y con su bella sonrisa que le caracteriza. Eso hizo que me enamorase más de ella, pero lamentablemente no hubo más conversación.

En otra ocasión, misma estrategia, pero esta vez acerqué mis zapatos hacia ella para fingir que la ensuciaba e inmediatamente le pedí disculpa intentando quitarle la parte sucia. Me dijo que no pasaba nada y me volvió a sonreír y nada más.

Muchas veces tenía que ser testigo de cómo otros colegas de la clase intentaban estrategias similares para lograr que ella aceptara salir con ellos, pero eran igualmente rechazados. Eso me daba tranquilidad y a la vez me causaba mucha gracia.

Siempre le contaba a mis amigos lo bella y auténtica que era, lo mucho que llamaba la atención a donde quiera que iba, lo difícil que era para mí encontrar el momento oportuno para iniciar una conversación y algunos se mofaban porque la conocían mejor que yo.

Un día, un buen amigo mío me dijo: -Oye, ¿de verdad te gusta Joe? Sin dudar y en menos de un minuto le respondí: -Pero claro que sí. Entonces él me dijo: Pues deberías ir donde ella y crear el momento tú. El momento oportuno no llegará por sí solo, si tú no lo creas.

Eso me trabajó mucho la mente.

A finales de julio 2006 regresaba de llevar a un familiar al aeropuerto e iba de camino a la universidad a tomar clases. Cuando de repente, me la encuentro en la explanada de medicina, rodeada de amigos, estudiando para su próxima clase.
Chocamos miradas e inmediatamente miramos para otro lugar (quizás por vergüenza, no lo sé); continúe mi camino supuestamente buscando a otra persona. Me detuve, me di media vuelta, fui directamente donde ella y le llamé a un lugar en donde nadie nos molestara.

Le dije: -Joelina, ¿podrías venir un minuto? Le sorprendió que yo le estuviera llamando, pero aun así dejó a sus amigos, fue donde yo estaba y me preguntó:

-Hola, Santiago ¿cómo estás, qué querías hablar conmigo? Antes que me diera tiempo a contestarle, me interrumpe y me pregunta. -Por cierto, en estos días fue tu cumpleaños ¿verdad? Felicitaciones, espero que hayas pasado un bonito cumpleaños.

No daba crédito a lo que escuchaba, cómo era posible que ella supiese que fue mi cumpleaños. ¿Era ésta, quizás, una señal de que ella era la indicada para mí?

Aún estupefacto y con una mezcla de sentimientos, por fin logro emitir una consonante seguida de una vocal, logrando formar una frase, agradeciéndole por los buenos deseos. Inmediatamente procedo a pedirle su dirección de correo electrónico para que podamos seguir hablando por Messenger. En serio, en vez de pedirle su número de teléfono, le pedí su correo. Luego de un rato pensé en lo que hice.

Me conecto por Messenger, está conectada; comenzamos hablar, ya después de una semana le pido su número fijo de teléfono y posteriormente su número móvil.

Comenzamos a salir, y una noche, camino de vuelta a su casa, me despido de ella mirándola a los ojos, dice adiós y entra a su casa, a los dos minutos sale y me da un beso en la mejilla y un cálido abrazo. (¡Uff! No lo podía creer).

El 10 de agosto 2006 fuimos al cine a ver una película (Rápido y furioso, Tokio Drif) a Malecon Center. Pasamos una noche fabulosa, sonriendo, charlando. ¿Qué más se podía pedir? Al llevarla devuelta a su casa, aun estando en el vehículo, le pedí que fuese mi novia. Me dijo mirándome a los ojos: Sí perfecto, pero con una condición. Dije: ¿cuál?

-Que nuestra relación sea seria y que vengas a mi casa a visitarme, que mis hermanos te conozcan. No me gustan las cosas a escondidas. Sin dudarlo, acepté, viendo lo íntegra que era esta niña. Y al día de hoy llevamos 10 años juntos, entre más buenas que malas, y mientras más pasa el tiempo, más enamorado estoy y más valoro su compañía”.

II
Joelina Herasme
“Nos conocimos en la universidad. Trabajamos juntos en el proceso de inscripción. Fue un período muy bonito en nuestras vidas, además de que conocí a mucha gente buena, ingenieros y médicos sobre todo, que sacrificábamos nuestras vacaciones para poder coger todas las materias correspondientes. Eran dos meses intensos, pero muy provechosos. A Santi lo veía como una persona muy sofisticada, arrogante, bonitillo con breakers. Me gustaba, pero yo me decía a mí misma que era, en buen dominicano, muy privón y como no éramos amigos, solo me limitaba a saludarle. Recuerdo que estábamos juntos en la clase de semiología médica los miércoles con el profesor Zorrilla en el hospital Morgan. Un día estábamos sentados uno al lado del otro y el profesor iba muy rápido en sus explicaciones. Él parece que se despistó y me preguntó qué había dicho el profesor y yo, como estaba escribiendo mis apuntes me detuve y le contesté. En esa sesión de clases teníamos muchos amigos en común. Otro día nos volvimos a sentar juntos, porque siempre estaba repleta la clase; él se cruza de piernas y me ensucia el pantalón, pero no fue nada. Me pidió disculpas; y yo le dije que no se preocupara, que no pasaba nada. Yo siempre en mi burbuja y él tratando de llamar mi atención, pero yo no me daba cuenta, aunque sí le había preguntado a algunas amigas sobre él. Me decían que era un buen muchacho, pero yo siempre andaba en lo mío: en la universidad y el estudio, aprender mis tareas. En fin, era una de las “raritas”. No andaba buscando que le gustase a nadie. Un buen día, estaba yo en la explanada de medicina, con una compañera y él llega pasa por mi lado, nos miramos pero no me dice nada y le dije a Natalia: -Ese es el que me gusta. Luego nos trasladamos al frente del anfiteatro, esperando para entrar a clases de neurología. Estaba allí con otros amigos sentados en el suelo. De repente, escucho que me llaman y mi corazón se pone a mil por hora. Estaba vestida con unos de mis tantos polos, creo que de color amarillo, y unos jeans y veo que es Santi y me acerco a él y le pregunto qué me iba a decir y justo en ese instante recordé que él había cumplido año el día anterior. Le interrumpo, como siempre, y le digo: – Muchas felicitaciones.
Espero que hayas tenido un bonito “cumple”, mirándole a los ojos, estaba más nerviosa que nunca. Nos despedimos y se va. Pero se devuelve a pedirme mi correo electrónico para agregarme al MSN. Recuerdo que al llegar a casa estaba pegada al chat en espera de que él entrara y me hablara y luego le di mi número de móvil y de la casa y comenzamos a llamarnos, salir juntos al cine. Yo recordé su cumpleaños, porque unas semanas antes estábamos planeando una juntadera en la finca de un Payán. Creo que él había mencionado su “cumple”. Me quedé con el dato. Al final no pude ir a la juntadera, porque cuando estábamos esperando para irnos me llaman que a mi padre le había dado un ACV y lo habían trasladado a la capital de emergencia. Al ver a papi lo primero que me dice que por qué no me fui. Que él estaba bien y duró una semana ingresado, dando gracias a Dios, que salió todo bien y hasta el sol de hoy no le ha vuelto a pasar. En una de nuestras tantas conversaciones y salidas al cine, al llegar a mi casa me pide que sea su novia y yo le contesté que sí, pero con una condición, que viniera a visitarme a casa y que conociera mis hermanos. No quería nada a escondidas. Desde entonces estamos juntos 10 años, como si fuera ayer el tiempo no pasa a su lado”.

CERTIFICO que el relato anterior recoge la primera parte de la “HISTORIA DE NOVIOS de Joe y Santi”.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros a los diecisiete (17) días del mes de agosto del año del Señor dos mil diecisiete (2017).

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