Un debate sobre ¿seguridad? o intereses

Eso es precisamente lo que parecería estar teniendo lugar en el país cuando unos rechazan y otros favorecen que ingresemos al concierto de naciones convencidas de que es posible abrir el mercado de expendio de combustibles a las estaciones de servicio multimodal, aquellas qué acogiéndose a estrictas normas regulatorias y de seguridad, ofrecen simultáneamente gasolina, gasoil, gas natural vehicular (GNV) y gas licuado de petróleo (GLP).

Eso es precisamente lo que parecería estar teniendo lugar en el país cuando unos rechazan y otros favorecen que ingresemos al concierto de naciones convencidas de que es posible abrir el mercado de expendio de combustibles a las estaciones de servicio multimodal, aquellas qué acogiéndose a estrictas normas regulatorias y de seguridad, ofrecen simultáneamente gasolina, gasoil, gas natural vehicular (GNV) y gas licuado de petróleo (GLP).

Quienes se oponen a una opción que permitiría al comercio de combustibles dar un salto a la modernidad, contribuyendo a la continuación del progreso y fomentando el aumento de la competitividad de nuestra economía, señalan que semejante alternativa acarrearía riesgos considerables. Dejan entrever que nuestro parque de estaciones de gasolina y gasoil no está en condiciones de manejar adicionalmente la venta de gas, específicamente, el gas licuado de petróleo, cumpliendo los estrictos niveles de seguridad que requiere el manejo del GLP en el mismo espacio donde se vende gasolina y gasoil.

El vapor del GLP es más pesado que el aire. En caso de escape podría acumularse en espacios reducidos y en zonas bajas. Dada su inflamabilidad, existe el riesgo de incendio y explosión. No es por casualidad que a las empresas que se dedican a la comercialización de GLP se les exige disponer de efectivos sistemas de ventilación alrededor del punto de expendio que permitan diluir lo suficiente las pérdidas de gas que podrían ocurrir. Pero, sobre todo, las inspecciones de los organismos reguladores deben ser efectivas y reiteradas, suspendiendo el servicio en el caso de empresas cuyas instalaciones presenten riesgos de fugas, especialmente las que pueden desarrollarse en las mangueras debido al envejecimiento y el daño.

Nadie favorecería que las autoridades regulatorias autoricen a estaciones de gasolina y gasoil a operar como multimodal, si éstas no estuviesen en condiciones de ofrecer este tipo de servicio cumpliendo rigurosamente las normas de seguridad requeridas. Lo que no parece sensato es que a estaciones de servicios de venta de gasolina y gasoil que cumplan con los requisitos de seguridad para poder ofertar adicionalmente GLP y GNV, se les niegue el derecho.

De la misma manera, las modernas estaciones de venta de GLP y GNV que cumplan o puedan cumplir con los requisitos para vender gasolina y gasoil, se les debería otorgar automáticamente la licencia para hacerlo. Tendríamos así un mayor número de participantes y competidores en el mercado de venta al detalle de combustibles, lo que allanaría el camino para la necesaria sustitución de los márgenes de comercialización que establece Industria y Comercio por la liberalización y flotación de los márgenes de venta de combustibles al detalle.

Nos hace daño como país plantear al mundo que a pesar de tener una de las economías más vibrantes y exitosas de la región, nos auto-declaramos incapaces de ofrecer un servicio multimodal de venta de combustibles como el que ya ofrecen otros países de la región. Bolivia, por ejemplo, ingresó el año pasado al creciente número de países latinoamericanos con estaciones de servicio multimodal de venta, cuando la empresa estatal YPFB inauguró la moderna Estación de Servicio “Cobija”. ¿Patrocina el Estado boliviano la inseguridad en la población al permitir que en una estación de combustibles ofrezca simultáneamente combustibles líquidos y gaseosos?

Si en Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Chile, Costa Rica, México, Perú, Puerto Rico y Venezuela los consumidores de combustibles tienen acceso al servicio multimodal, ¿por qué tendríamos que cerrar el paso a un desarrollo que era totalmente previsible en nuestro caso? Es comprensible que empresas que durante un largo tiempo se han beneficiado de las rentas derivadas de barreras de entradas a los mercados en los cuales operan, sientan temores frente a la reforma y apertura de su mercado. La reacción no debería sorprender a nadie. Lo anterior, sin embargo, no debería llevarlos a adoptar la fallida estrategia de “ahí viene el cuco”, como presagio de catástrofes en las estaciones de servicio que, bajo estrictas reglas y patrones de seguridad, reciban licencia para vender gasolina, gasoil, GLP y GNV.

Para nadie es un secreto que los gobiernos de los países desarrollados son excesivamente celosos en el cumplimiento de las normas de seguridad establecidas para el manejo, transporte y expendio de combustibles. Cuando escuchamos las profecías de algunos Nostradamus sobre lo que acontecería en el país si osamos permitir la venta de GLP y GNV en estaciones adecuadas para ofrecer el servicio multimodal, uno pensaría que, en el hemisferio occidental, semejante servicio está prohibido. La realidad es otra. Existen estaciones de servicio multimodal en Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, España, Estados Unidos, Francia, Grecia, Holanda, Inglaterra, Irlanda del Norte, Italia, Luxemburgo, Polonia, Portugal, Suiza y Turquía. También en Japón, China y en los tigres del Asia, Tailandia, Malasia y Singapur.

Visto lo anterior y colocando los intereses a un lado, las políticas públicas deberían perseguir el objetivo de la promoción de la competencia, la ampliación y modernización de la cobertura de servicios y el cumplimiento estricto de las normas de seguridad que demanda la convivencia simultánea de combustibles líquidos y gaseosos. Esto último no parecería muy difícil si reconocemos que las modernas estaciones de expendio de GLP existentes en el territorio nacional cumplen con estos requerimientos y están sujetas a inspecciones periódicas rigurosas. Incluso, en los portales de las principales empresas comercializadoras de GLP, cuando abordan el tema de la seguridad en el manejo del GLP en sus estaciones de expendio, señalan lo siguiente: “Aspectos de seguridad resueltos y justificados por experiencias existentes”. Ese manejo responsable y más riguroso si fuese necesario, que garantice la seguridad en el expendio, es el que debe requerirse a toda empresa que desee incursionar en el servicio multimodal, incluyendo la norma del soterramiento de los tanques de GLP, un requisito no exigido a las envasadoras de GLP en el país.

Un “caveat” necesario a los inversionistas que desean incursionar en el servicio multimodal de expendio de combustibles. La ampliación de la oferta de servicios para incluir GLP y GNV en estaciones de gasolina y gasoil, a primera vista, podría sugerir una expansión de la demanda y las ventas, al servir en lo adelante a la creciente demanda de GLP y GNV para vehículos. El aspecto a considerar es el impacto que tendría en la demanda de gasolina y gasoil en las estaciones multimodal, la incursión de un ejército de carros de concho destartalados con tanques de gas instalados en no pocos casos, artesanalmente en talleres informales. ¿Acaso las filas de conchos sedientos de GLP en esas estaciones no llevarían a vehículos que consumen gasolina y gasoil, a utilizar estaciones “exclusivas” de gasolina y gasoil?
No olvidemos que en la mayoría de los países del mundo que ofertan el servicio multimodal, el sistema de transporte público de pasajeros no exhibe como oferentes carros de concho como los que hoy proveen servicio de transporte público de pasajeros en nuestro país. Un economista aferrado exclusivamente al supuesto de la racionalidad del agente económico recomendaría al inversionista no otorgar importancia a la posibilidad de la elasticidad-visual cruzada negativa en la demanda de gasolina y gasoil, cuando se ofrece GLP en el menú de combustibles y los conchos son atraídos a las estaciones multimodal. No está de más que los inversionistas ponderen la opinión de economistas no convencionales que reconocen la existencia de la “behavioral economics” y por tanto, de cómo las percepciones psicológicas pueden impactar en el proceso de toma de decisiones del agente económico. Este último, frente a la realidad del caso dominicano, recomendaría diseñar la Estación de Servicio Multimodal con dos espacios claramente separados, uno para los combustibles líquidos y otro para los gaseosos, lo que demandaría superficies relativamente más grandes que las que exhiben la mayoría de las estaciones tradicionales.

El consumidor definitivamente ganaría con el servicio multimodal. ¿Y el Estado? Las Estaciones de Servicio Multimodal, revitalizarían las operaciones de Refidomsa como importador de GLP. Los beneficios de esta empresa mixta aumentarían, generando un impacto favorable en las finanzas públicas. Un mayor flujo de información sobre la estructura de costos de importación de GLP, finalmente, contribuiría a elevar la eficiencia de la DGII en la prevención de prácticas de precios de transferencia que erosionan la base impositiva y trasladan beneficios al exterior (BEPS). Esta prevención reviste una importancia creciente en un mercado donde el GLP ha venido ganando participación en el mercado de combustibles.

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