Tal como prometí en una de mis anteriores entregas, plantearé varias reglas gramaticales necesarias e importantes para escribir y hablar el idioma español, algunas de las cuales incluyo a continuación:

1. Las preposiciones: parte invariable de la oración que une palabras denotando la relación que existen entre sí. Ellas son: a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, en, entre, hacia, hasta, para, por, según, sin, sobre, tras.

2. Los adverbios: Parte invariable de la oración que modifica la designación del verbo, del adjetivo y de otro adverbio.
– Estudió mucho.
– Muy inteligente.
– Muy bien.

Hay adverbios de lugar, de tiempo, de modo, de cantidad, de orden, de afirmación, de negación, de duda, comparativos, lugar, cantidad, modo.

3. Los pronombres: Palabra que hace las veces del nombre y toma el género y el número de esta.

4. Afijo: Partícula que se pone a principio o al final de las palabras para modificar su significado; se dividen en prefijos y sufijos, cuya significación gramatical aparece más arriba.

5. Prefijos: Dícese del morfema que se antepone a la palabra para modificar su sentido como desconfiar, reponer, antialcohólico, número o serie de números que sirven para identificar el lugar de origen o de procedencia de un mensaje telefónico, telegráfico o radiófono.

El prefijo telefónico se marca antes que el número del abonado a quien se llama.

6. Sufijo: Dícese del morfema que va pospuesto como dímelo, morirse.

Como he descrito lo que gramaticalmente es un sufijo, creo necesario, también definir la significación y su concepción gramatical.

7. Antónimo: Es la expresión gramatical que se expresa como contrario a otra categoría gramatical. Ejemplo: Belleza y fealdad, grande-pequeño, bueno-malo, mucho-poco, vivir-morir.

8. Sinónimos: Son las palabras de igual significación: Ejemplo: Flecha y saeta, rostro-cara, gordo-obeso, flaco-delgado.

9. Algunas consideraciones preliminares sobre la Enseñanza de la Lengua Escrita.

De acuerdo con la historia, la enseñanza de la Lengua Escrita ha sido inseparable del proceso de transición y adquisición cultural. En la Edad Media por ejemplo, se enseñaba a leer y a escribir en latín, porque ésta era considerada la Lengua “culta” y, por supuesto, los libros estaban escritos en dicha lengua; en cambio, la lengua materna no era objeto de enseñanza y recibía el nombre de Lengua Vulgar.

Fue a partir de la segunda mitad del siglo XVII que surgieron propuestas como la de Comenio (fundador de la Didáctica), en el sentido de que la enseñanza de la lectura y la escritura debía llevarse a cabo en la lengua o idioma materno, propuesta que aún en nuestros días no es totalmente aceptada.

Otra idea común acerca de la enseñanza de la lectura y la escritura es que ambas son actividades que se realizan sólo en el aula y que todos aprendemos de igual manera. Bajo estas concepciones, grandes pensadores (médicos, psicólogos, etc.) han elaborado métodos de enseñanza para que el maestro se limite a aplicarlos, como si el maestro no tuviera la capacidad de elaborar su propia forma de trabajo.

Los métodos de enseñanza establecen pasos rigurosos que el maestro y los alumnos deben seguir. El éxito en el aprendizaje de los alumnos se adjudica al apego de las instrucciones establecidas; el fracaso sólo es adjudicable al alumno.

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