¿Cómo interpretar el fenómeno verde?

Después de las importantes manifestaciones generadas por Marcha Verde, el ámbito político de izquierda ha sentido que la sociedad dominicana vive un despertar que aconseja la adopción de líneas orientadas a alcanzar propósitos mayores con miras a un cambio.

Después de las importantes manifestaciones generadas por Marcha Verde, el ámbito político de izquierda ha sentido que la sociedad dominicana vive un despertar que aconseja la adopción de líneas orientadas a alcanzar propósitos mayores con miras a un cambio.

No hace mucho, los intelectuales del lado infantil de Marcha Verde pidieron la renuncia del presidente de la República, lo que sería el objetivo fundamental de las denuncias anticorrupción.

El domingo, activistas que se identificaron en su conjunto como intelectuales lanzaron otro manifiesto que llama a suprimir el período constitucional del presidente Danilo Medina, promover una “constituyente ciudadana” y enjuiciar al presidente Medina; desmontar las altas cortes, la Cámara de Cuentas y la Junta Central Electoral (JCE). La constituyente sería elegida por voto popular.

Rápidamente Marcha Verde deslindó campos y anunció que inicia un proceso de consulta y planificación estratégica para definir los próximos pasos en la lucha por el fin de la impunidad. Explicó que en las diferentes asambleas y puntos verdes, “ciudadanos y ciudadanas de los más diversos sectores de la sociedad comparten democráticamente sus visiones y propuestas para fortalecer el movimiento, mejorar su desempeño y formas de articulación, y definir un conjunto de acciones pacíficas, innovadoras e incluyentes que permitan poner fin al régimen de corrupción e impunidad que oprime al país”.

Asimismo, viejos dirigentes de izquierda y otras personas que se asumen comprometidos con el devenir social celebraron un diálogo en el que consideraron la posibilidad de constituir una nueva fuerza que recoja el sentimiento de cambios profundos que perciben en la sociedad.

No hay la menor duda que las movilizaciones generadas por Marcha Verde a partir del escándalo de Odebrecht han estimulado la creatividad de los actores políticos que se consideran progresistas y se entusiasman con la posibilidad de forjar una fuerza con capacidad de impulsar una propuesta negadora del partidismo dominante. Se habla –nueva vez- de refundar la Nación.

Habría que preguntarse qué tan concluyente sería una interpretación en esa perspectiva del fenómeno que en su clímax provocó Marcha Verde. Una lectura adecuada podría sugerir tácticas asertivas y una estrategia realista, apartada de una ilusa visión de la realidad social dominicana.

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