La sublevación de los esclavos en Saint Domingue y la destrucción total de las relaciones económicas y sociales de la colonia francesa tuvieron consecuencias importantísimas para la historia de Cuba del siglo XIX. Todas las autoridades clásicas y contemporáneas (…) en sus análisis sobre las razones del rechazo de las ideas independentistas por la mayoría de la sociedad criolla en Cuba, subrayan el temor que les provocaba una posible repetición de los acontecimientos conocidos de Haití en la isla, que podría ocurrir de producirse la sublevación contra el régimen colonial. [1]

Con este ensayo analizando el enjundioso trabajo del profesor de la Universidad de la Universidad Carolina de Praga, José Opatrny, que escribió el capítulo titulado: “El Estado-Nación o la ‘Cubanidad’: Los dilemas de los portavoces de los criollos cubanos de la época” finalizamos la serie del libro “El rumor de Haití en Cuba: temor, raza y rebeldía, 1789-1844”.

La verdad es que al que leer y escribir sobre un libro escrito por historiadores especializados, y, sobre todo, provenientes de otras latitudes, puedes apreciar perspectivas distintas de sucesos históricos conocidos. Este libro enfoca cómo la Revolución Haitiana tuvo una gran influencia en la historia de Cuba a partir de finales del siglo XVIII hasta casi la mitad del siglo XIX. A través de estos ensayos podemos ver que la migración de esclavos y colonos a la isla de Cuba revitalizó la economía del azúcar, se crearon algunas tensiones sociales y provocó que el criollismo cubano tuviera un efecto tardío, como bien explica Opatrny:

Por otra parte, éste y otros autores (se refiere al historiador español José Antonio Piqueras-MAS), mencionan la relación específica que estableció la élite criolla cubana, especialmente habanera, con la monarquía española desde los últimos años del siglo XVIII hasta los años treinta del siglo XIX; una alianza que se rompió con la política desarrollada por el Capitán General Miguel Tacón y la exclusión de las Cortes de los representantes de Cuba que evidenciaron para un grupo importante de criollos que no formaban parte de la nación española con los mismos deberes y derechos que los habitantes de España. No es casualidad que los criollos cubanos no utilizaran para definir su comunidad, en la primera década del siglo XIX, la nación, a pesar de que fue precisamente este período cuando en el continente aparecieron Estados soberanos e independientes cuyos representantes presentaron estos conjuntos como los Estados Nacionales (…). Las razones del auge del reformismo cubano en el primer tercio del siglo XIX hay que buscarlas en el conflicto provocado por el miedo de los criollos en Cuba de apoyar la idea de la lucha por la independencia y el anhelo de este grupo de la población a cambiar el sistema de la gobernación en la colonia. [2]
Destaca el profesor Opatrny que el historiador cubano más importante y portavoz del independentismo cubano fue Félix Varela, tanto, que algunos historiadores le atribuyen ser el iniciador de la ideología. En 1809 las autoridades españolas descubrían la conspiración que se proyectaba por las juntas clandestinas. Y ya en 1812 se publicó el “Proyecto de Constitución para la Isla de Cuba”, publicado por Joaquín Infante, miembro de la logia masónica, que se vio obligado a salir huyendo a Venezuela para salvar su vida. Allí publicó el proyecto, y que, a juzgar por el profesor, es un documento interesantísimo. Establecía la división del poder en cuatro partes, a saber: Legislativo, Ejecutivo, Judicial y Militar. El autor establece que en el estado independiente tendrían una posición excepcional los “americanos blancos naturales”, que eran los que tenían el derecho de ejercer el poder, pues establecía la división de la población en función de sus diferentes razas. Por ejemplo, a la raza blanca pertenecían los indios, mestizos, entre otros. Quiere esto decir que el tema de la esclavitud fue un elemento clave que unió y desunió a políticos e intelectuales. Como ocurrió con Varela y Arango. El primero era abolicionista y el segundo no.

A partir de estos elementos el autor del ensayo hace un interesantísimo balance sobre las posiciones de los intelectuales y los políticos a lo largo del siglo XIX. Unos defendían el modelo de la plantación, y, por lo tanto, la esclavitud, y otros, el modelo liberal que incluía el trabajo asalariado.

No caben dudas de que Opatrny hace galas de una erudición envidiable. Ofreciéndonos una lectura amena, interesante, enjundiosa y, sobre todo, con nuevos elementos.

Estos debates en la Cuba del siglo XIX, sumado a los conflictos interimperiales, como ocurrió con Estados Unidos que tenía sumo interés en la isla, hicieron que la realidad de los liberales cubanos de una Cuba independiente se produjera en el siglo XX. Los caminos de la historia, como puede verse, no son lineales. Cada realidad es única y tiene sus particularidades.

A partir de la próxima semana trabajaremos con otras obras. Esta vez nos ocuparemos del pensamiento caribeño, gracias al regalo que nos hizo el historiador puertorriqueño Carlos Rojas Osorio. Nos vemos.
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[1]José Opatrny, “El Estado-Nación o la ‘Cubanidad’: Los dilemas de los portavoces de los criollos cubanos de la época, en El Rumor de Haití en Cuba: temor, raza y rebeldía, 1789-1844”, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2004, p. 324.
[2] Ibidem, p. 326

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