Borges decía que “toda novedad no es sino olvido”. Otra manera de decir lo mismo es que “no hay nada nuevo bajo el sol”. Parece, en definitiva, que todo ha sido escrito y olvidado, aunque también parece que a Borges se le olvidaban aposta ciertas cosas. El mundo de las ideas es en gran parte una repetición de repeticiones como se puede comprobar al leer los clásicos y, sobre todo, los clásicos chinos anteriores a nuestra era.

Durante más de dos mil años en China prevalecieron dos grandes corrientes filosóficas, confucionismo y taoísmo. Confucio y Mencio, por un lado, Lao Tse y Zhuangzi por otro. Es algo que luce muy ajeno a nuestra realidad, cosa con la que no tenemos en apariencia nada en común. Sin embargo, basta leer un breve resumen de las ideas de estos pensadores para ejercitar nuestra capacidad de asombro y de gozo ante la frescura y modernidad que traducen sus escritos:

“Zigong preguntó: “¿hay alguna frase que pueda servirme hasta el fin de la vida?’. Confucio dijo: ‘El perdón de los demás. Lo que no quieras que te hagan a ti no se lo hagas tú a los otros.”’
Abundan los temas recurrentes en una y otra doctrina, las mismas preocupaciones existenciales que hoy día nos agobian.

“El objetivo último de las obras confucionistas es la mejora moral y política. La sabiduría que predican no es una sabiduría especulativa que se pierda en disputas metafísicas o teológicas, sino que es una sabiduría ético-práctica. El hombre vulgar busca una felicidad inmediata y material en el placer, el poder, el lujo… el hombre que se tenga por superior no debe rechazar los placeres al modo de un anacoreta, pero sí postergarlos por actividades que le permitan adquirir una felicidad diferente a la que busca cualquier patán o los animales irracionales”. (http://www.lasangredelleonverde.com/el-confucianismo-en-las-analectas-y-el-libro-de-mencio/).

Confucio era un conservador, tenía en general una opinión inmejorable sobre los gobernantes, a los que había sin embargo que educar o reeducar en el arte del buen gobierno. Creía en el poder de la virtud, en la fuerza del ejemplo:

“El hombre que posee las virtudes humanitarias en su más alto grado, al querer afirmarse él mismo, afirma a los demás y, al querer ensancharse él mismo, ensancha a los demás.”

Para Mencio los ciudadanos eran más importantes que los gobernantes, era un ultraizquierdista que propuso una teoría de socialismo agrario primitivo, sostenía la necesidad de deponer e incluso borrar del mapa a los tiranos y que no existía guerra justa:

“Mencio dijo: “Hay hombres que dicen: “Soy magnífico en la disposición de las tropas, soy excelente en la batalla”. Estos son grandes criminales. Un soberano que ama la benevolencia no tiene enemigos bajo el cielo.”

Una diferencia y afinidad parecida existe entre Lao Tse y Zhuangzi, también llamado Chuang Tse o Chuang Tzu. Zhuangzi era “un sabio modesto y burlón”, coetáneo de Mencio, seguidor de Lao Tse hasta un cierto punto y crítico de Confucio y su escuela. Contra ambos “dirigió los más agudos ataques (…) en un estilo lleno de donaire, de irrisión y de irresistible sarcasmo, pero, al mismo tiempo, de una extremada belleza expresiva”.

“La moral de Chuang Tse es una moral idealista, evasiva. Recomienda la flexibilidad, el abandono, la confianza total en la naturaleza. Confucio explica la duración del Imperio; Chuang Tse explica la poesía y el humor chino. Uno ha salvado al Estado; el otro ha hecho perdurar la lozanía. Uno encarna el orden; el otro la fantasía”.

“Chuang Tse deseaba sencillamente hacerse olvidar y desconocer; fundirse en la naturaleza y en lo que le rodea, como esos insectos que se vuelven semejantes a la rama muerta o a la hoja verde en la que se refugian”. (http://www.concienciasinfronteras.com/PAGINAS/CONCIENCIA/chuangtsemariposa.html).

Lao Tse (si acaso existió) es el autor o supuesto autor de un libro titulado “Tao Te Ching, tratado sobre la Virtud del Tao”. A Zhuang Zi o Chuang Tse se le atribuye en parte una obra que lleva su nombre:

“Si bien esta última es bastante más voluminosa que la de su padre doctrinario, quizás no es sino debido al desarrollo literario del que carece el epigramático ‘Tao Te Ching’. No obstante, abundan en Chuang Tse los mismos temas recurrentes sobre los cuales machacó tres siglos antes que él Lao Tse: la preservación de la vida siguiendo al Tao; la simplicidad y la quietud; la fuerza de la debilidad; la no-violencia; la sabiduría de parecer tonto”. La utilidad de lo inútil.(http://www.concienciasinfronteras.com/PAGINAS/CONCIENCIA/chuangtsemariposa.html).

Para los pragmáticos, el valor de una cosa lo determina su utilidad práctica en términos de beneficios preferiblemente económicos (algo que deja muy malparada a la poesía, a la filosofía, a la novela y casi todas las disciplinas humanistas). El maestro Zhuang, en cambio, se rebela desde la remota antigüedad contra ese criterio. Explica de manera muy convincente la utilidad de ciertas cosas inútiles:

Acerca de la “inutilidad” de la sabiduría, Chuang Tse dijo: “Hay un gran árbol; su tronco es tan grueso que sería muy difícil cortarlo. Ahí sigue al borde del camino. Los carpinteros que pasan por allí ni se dignan mirarle, pero muchos viajeros se cobijan bajo su enorme sombra. Así es el Sabio: de tan grande deviene en inútil, pero muchos se cobijan bajo sus palabras. ¿Por qué, entonces, va a ser perjudicial y malo no servir para nada?”.

Posted in Opiniones

Más de opiniones

Más leídas de opiniones

Las Más leídas