La lucha por la candidatura presidencial

Tal parece que la campaña electoral madruga. El debate sobre la reelección, el uso de las redes sociales para promover potenciales precandidatos del PLD y el proselitismo de los dos principales líderes del PRM, así lo indica.

Tal parece que la campaña electoral madruga. El debate sobre la reelección, el uso de las redes sociales para promover potenciales precandidatos del PLD y el proselitismo de los dos principales líderes del PRM, así lo indica. Soplan vientos electorales sin importar que aún falten cerca de tres años para los comicios del 2020. Esto indica lo que le espera al país en materia de un profuso activismo electoral, el cual irá creciendo en la medida que avancen los meses y que otros presidenciables salgan al ruedo. El impacto de un proselitismo electoral extemporáneo será muy negativo para el sistema político.

Abrir desde ya el debate y la campaña por las candidaturas presidenciales, impedirá que las instituciones políticas se concentren en los temas esenciales para el avance democrático. Por un lado, el gobierno se distrae de sus prioridades en materia de políticas públicas; por otro, los partidos políticos elevan sus niveles de confrontación interna y se sustraen de su principal tarea, que es la de aprovechar este periodo no electoral para avanzar en el fortalecimiento de su institucionalidad. Esta conflictividad intra e interpartidaria afectaría la posibilidad de generar consensos para la aprobación de la ley de partidos políticos y de un nuevo régimen electoral.

Para nadie es un secreto que el debate sobre la reelección responde a las luchas internas del PLD en torno a quién debe ser su próximo candidato(a) presidencial. Algunos sectores dentro del gobierno apuestan a una candidatura fresca, que dé continuidad a las políticas del presidente Medina. El relevo del liderazgo tradicional es una necesidad no solo en el partido oficial, sino además en la oposición. Al país le conviene que se creen las condiciones para que se asista a un proceso electoral sin ningún tipo de reelección; ni la consecutiva que significaría insistir en la candidatura del actual presidente, pero tampoco la no consecutiva, que representarían las candidaturas de Leonel Fernández e Hipólito Mejía.

Los líderes de los principales partidos deben asumir el compromiso de abrir espacios para la emergencia de nuevos rostros en la política dominicana y, además, definir mecanismos democráticos y competitivos para la selección de sus candidatos en el momento oportuno. A la JCE le corresponde hacer respetar la legislación vigente en lo relativo a la prohibición de las campañas políticas fuera del periodo electoral. En anteriores ocasiones el órgano electoral ha renunciado a su facultad constitucional de reglamentar todo lo concerniente al proceso electoral, incluido el inicio de las campañas. Esperemos que esta vez sea diferente y que la Junta cumpla con su rol.

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