José Galán
José Galán

Aprendió el oficio de manos de su padre y ha continuado un legado de emprendimiento y dedicación a lo que hace

José Altagracia Galán nació y se crío en la capital dominicana, pero lleva “sangre cibaeña”. Es tímido y de poco hablar y esconderlo le resulta difícil.

Pero Galán es un hombre de tandas largas para trabajar y lo hace con orgullo. Es tapicero de oficio y ha ganado buena fama. Su padre -Adriano Galán- le guió a dar los primeros pasos y en eso lleva José Galán 31 años.

Su taller, D’ Galán Muebles, está ubicado en el kilómetro 91/2 de la autopista Duarte, exactamente a orillas de la vía si se viaja de regreso del Cibao a Santo Domingo. “Tengo familia en La Mata-Cotuí y en San Francisco de Macorís, provincia Duarte. Comencé a trabajar en 1986. Aprendí esto de mi papá”, le dice el emprendedor al equipo de elCaribe que le visitó. Rememora que su taller está colocado en el mismo sitio donde hace años laboró su progenitor. José Galán tiene cinco hermanos, pero solo uno de ellos se dedica también a la tapicería. “De los seis que somos en total, solo mi hermano y yo seguimos el camino de mi papá”, resalta mientras sonríe. Generalmente, entre quienes ejercen el oficio de pintores, herreros, ebanistas y plomeros, entre otros, algunos suelen ser vistos como “tipos” irresponsables. Eso es conocido en el país, le comenta este periódico al tapicero. “Pero yo no soy así”, asegura con voz queda. Y agrega: “El único negocio que a las 7:00 de la mañana está abierto es este. Y duro hasta las 7:30 de la noche. Muchas veces estoy capitoneando”.

El capitoneo al que hace referencia quiere decir que está decorando con botones a muebles y cojines. Existen varios tipos de formas de capitonear muebles y José Galán lo sabe. “La gente demanda mucho mi trabajo. Hago muebles, reparo muebles y tapizo”, expresa. Que vaya más gente o menos gente al taller, le sirve a José Galán de termómetro, para medir el dinamismo o no que tiene la economía en determinadas épocas del año. “Si recibo menos gente, quiere decir que la cosa no está muy buena”, plantea, respondiendo a preguntas formuladas por elCaribe.

José Galán tiene tres hijos de los que habla orgulloso. Una de ellos es Scarlet Galán Espinal, la misma que se encarga de “alimentar” las redes sociales para atraer clientes, por un lado, y para mantener informados de lo que se hace a los que ya usan los servicios del taller. “Claro, hoy día por redes sociales uno llega a mucha gente. Por eso me encargo de eso, especialmente Instagram”, dice Scarlet. Y aprovecha para informar que el negocio puede ubicarse en la plataforma mencionada como D’ Galán Muebles.

José Galán es un hombre que no necesita millones de pesos para sentirse bien. “El negocio renta para mantener la familia de manera modesta y sin sobresaltos”, expone. En el taller laboran cuatro personas. El tiempo de mayor demanda es diciembre. “La gente suele hacer trabajos y cambiar los muebles o el comedor para esa época”, plantea el propietario del negocio.

Cerca de la puerta del establecimiento, el empleado Rosendo Tiburcio se apresta a dar algunas puntadas en uno de los trabajos que realiza. Tiburcio lleva más o menos 15 años laborando para José Galán. “El hijo bueno a su casa vuelve”, comenta. Lo hace en una parte del diálogo en la que contó que luego de estar en D’ Galán Muebles se fue a otra empresa, pero luego regreso a su “casa” original.

José Galán podrá ser un negociante de pocas palabras, pero parte de las que usa las aprovecha para dar garantías de su propia seriedad. “Tengo poco horario y pocas horas libres. La garantía que doy es la calidad de mi trabajo y la responsabilidad que tengo”, asegura de manera reiterada.

En el taller de José, hay aparatos diversos para sus labores y materia prima, como colchas, pino americano, y plywood (madera contrachapada). Los insumos para su negocio los adquiere en la capital. A la gente que tiene una idea de negocios e interés en poner a caminar un proyecto pero le falta el capital, José Galán le dice: “Bueno, mi padre inició de abajo y luego yo. Uno lo que debe es poner de su parte y esforzarse y nunca echar para atrás. Hay que echar para adelante y trabajar sin horarios. Aquí la gente viene por recomendación de otros. Yo le quedo bien a todo el mundo y por eso me sigue llegando la gente. Eso ayuda mucho a crecer”.

Los precios

José Galán prefiere no hablar de precios cuando se le pregunta sobre esa parte y lo propio hace su hija Scarlet. “Realmente, depende del tipo de trabajo que tú desees y el diseño mismo de cada cosa. Lo que sí podemos asegurar es que los precios que ofrecemos para los trabajos son cómodos”, dice Scarlet, quien también ha aprendido el oficio.

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