La asexualidad no tiene nada que ver con un trauma del pasado ni con el celibato voluntario

Entre el uno y el tres por ciento de la población mundial es asexual. Aquellas personas que no presentan ningún tipo de deseo erótico. Comportamiento que no guarda relación alguna ni con el sexo, ni con la edad, ni con la educación. Una persona asexual no siente el deseo de experimentar sexo. Y punto. Ser asexual no significa carecer de sentimientos o de necesidades afectivas. Lo único que los difiere es su falta de interés por el sexo. Mientras que para la enorme mayoría las relaciones sexuales forman parte de su desarrollo personal, para los asexuales esto le es indiferente. La falta de deseo sexual para los asexuales no es un problema si se relacionan con asexuales. De lo contrario si se verán enfrentando una situación complicada. Los asexuales son personas felices que por razones y decisiones personales canalizan sus energías en actividades que le satisfacen plenamente al punto de no plantearse el sexo como opción en ningún escenario de sus vidas. De hecho, hay parejas que disfrutan y comparten todo sin actividad sexual y son felices. El termino asexual se dio a conocer a finales de los 90 partiendo de la primicia que el sexo no es una obligación ni siempre una necesidad.

“En el caso de personas asexuales (concepto emergente que define las personas que no muestren interés o atracción por tener relaciones sexuales) este desinterés no obedece a traumas, ni disfunciones sexuales, se reconocen a si mismos como carentes de atracción sexual por otros, de toda la vida. Puede darse el caso de que se pierda el interés dentro de una relación, debido, tal vez, a circunstancias de vida, cambios hormonales propios de la edad, experiencias de fracaso, anhedonia que acompaña la depresión…, múltiples causas”. Así lo explica Adrián T. De Oleo, abordada sobre el tema.

Hasta donde se tiene certeza, dice que no guarda relación con la educación, tampoco es un tema hormonal.” No es algo nuevo, en el Informe Kinsey, sus colaboradores agregaron al estudio datos de un segmento de la población pequeña, pero que no mostraba interés por el sexo, independiente de la educación”.

Recuerda que somos seres sexuados y la sexualidad está presente desde que nacemos hasta que morimos, y que el momento del despertar sexual ocurre en la pubertad, inicio de la adolescencia, tanto al hombre como a la mujer “pero, la expresión del deseo estará condicionada por factores de tipo cultural”

Asegura De Oleo que una persona que no se ve atraída por el sexo se define a sí misma como normal, “capaz de sentir afecto, pero poco o nada interesado por tener relaciones sexuales”.
Dado que no es un problema hormonal, la realidad es que a la persona asexual no le interesa cambiar, puesto que para ella no es un problema, puntualiza De Oleo.

Queda claro que del sexo no necesariamente depende la felicidad, “muchas personas por razones morales, religiosas o de decisión personal logran canalizar sus energías en actividades que los llenan de satisfacción emocional al punto de plantearse no tener sexo”.

Ahora bien, si ese desinterés se da en uno de los integrantes de una pareja, con el paso de los años, esa asexualidad, esa indiferencia al sexo, podría convertirse en un problema y estar condicionada a muchos otros y diversos factores, “cambios en la respuesta sexual, producto de los cambios hormonales y de la edad, enfermedades diversas, medicamentos, consumo de sustancias. La monotonía en la relación, las presiones de la vida cotidiana, los desacuerdos y conflictos en la pareja, entre otros “enfatiza Adrián De Oleo.

En el caso de una pareja que ha sido sexualmente activa, recomienda fortalecer el vínculo, buscar ayuda con un terapeuta sexual, profesional idóneo para este tipo de intervención, ahora bien, “si existen conflictos, deben trabajarse. Si se requiere de alguna terapia hormonal, esta debe ser administrada por el profesional de la medicina correspondiente”.

Destaca De Oleo que no es malo ni bueno ser asexual “quien lo vive, por lo general, se siente en sintonía consigo mismo. La dificultad viene, si la persona tiene una pareja que le demanda una conducta sexual que no desea y pudiera hacerle sentir incomodo, y la otra persona pudiera sentirse rechazada”, subraya.

Por otro lado, para la doctora Martha Arredondo Soriano, terapeuta sexual, existen muchas razones que pueden producir en una persona la falta de interés sexual, éstas pueden ir desde causas físicas, psicológicas, religiosas, pasando por la crianza y motivos personales de cada uno.

Desde su punto de vista, algunas de las razones para que una persona pueda ser asexual pueden obedecer a la educación y otras pueden ser de origen hormonal, o bien una mezcla de ambas como también pueden no estar ligadas a estas causas.

El interés sexual en las personas es multifactorial ya que “puede estar ligado a factores hormonales, personales, educacionales, religiosos, psicológicos, por lo tanto, tomando en cuenta esto, no hay un ‘despertar’ señalado, pero en la adolescencia para la mayoría de las personas se inicia un interés en el tema, que no quiere decir necesariamente interés en algún tipo de actividad sexual”, enfatiza Martha.

Considera cada caso individual, sea hombre o mujer, ya que las hormonas marcan manifestaciones físicas, “que no siempre van de la mano con el interés y el deseo que son cosas más psicológicas, la educación nueva vez aporta su parte aquí, así que no valen fórmulas ni posturas fijas cuando hablamos de seres humanos”.

Pueden ser definidas de distintas formas, dice Arredondo Soriano “todas ellas relacionadas con lo que causa este desinterés, que van desde causas físicas, psicológicas, religiosas, hasta de la orientación”, reitera.

Ante la pregunta si se puede motivar el deseo sexual, Martha aclara que si por Asexual nos estamos refiriendo a la reciente definición del término, que considera la Asexualidad como una orientación sexual, esto no es un estado, ni condición o estilo de vida; por tanto, no hay que revertirlo
Aclara que el ser humano siempre puede ser feliz con todo aquello que elige libremente y sin presión, acorde a sus creencias y valores.

Ahora bien, si el desinterés sexual surge con el tiempo, “puede deberse a muchas causas y a veces el amor sigue ahí, pero el interés en la actividad sexual no tanto; lo recomendable es que acudan a una terapia con especialistas”, expresa Arredondo Soriano.

“Y, si la persona se siente cómoda con su orientación, no tiene nada de malo, si no es así, debe buscar ayuda profesional”, concluye la terapeuta sexual.

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