Un Presidente de la República es simplemente un empleado del Estado que el pueblo contrata por un tiempo equis. Puede ser contratado por vía legítima; es decir, por voluntad de ambas partes, y aun así perder la legitimidad (por los actos del contratado). Puede ser que el contrato sea ilegítimo, porque la parte contratante no puso su voluntad para nombrarlo, y aun así el contratado puede, con sus actos, ganar legitimidad. Pero una cosa es ser presidente de República y otra es ser estadista, que protagoniza saltos de calidad en la historia; que hace Nación, que personifica el interés general… (Esta es una cápsula meramente cultural).

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