No nos cansemos de hacer el bien

Una de las características de estos tiempos es que se ha perdido el sentido del amor y la solidaridad con los demás. Nuestras sociedades están formando ciudadanos que no valoran el respeto al prójimo, el amor a los semejantes y la entrega por…

Una de las características de estos tiempos es que se ha perdido el sentido del amor y la solidaridad con los demás. Nuestras sociedades están formando ciudadanos que no valoran el respeto al prójimo, el amor a los semejantes y la entrega por las causas nobles. Para muchos, lamentablemente, lo más importante es derrotar al otro, humillar a todo el mundo y buscar los beneficios particulares y personales sin importar los medios para lograrlo.

Se ha convertido en una costumbre que los fines se consiguen sin importar los medios, y ese es un gran error y un gran engaño. Quien te dice que “el fin justifica los medios” te está llamando a hacer las cosas incorrectas y hacerle daño a los demás. En todo proyecto o en toda acción, se deben usar los medios correctos que se correspondan con un fin también correcto. Y que nunca hagan daño a nuestros semejantes.

La Biblia, en el libro de Gálatas 6:9, nos da una orientación muy clara de cómo debemos actuar. Ese versículo dice lo siguiente : “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe”. Esa es la posición correcta, nunca nos cansemos de hacer el bien a los demás, nunca menospreciemos el valor de nuestros semejantes, nunca nos alegremos de los errores y las derrotas de nuestros amigos o enemigos. Jesús nos enseñó que debemos ser humildes, que debemos entregarnos por los demás y que debemos saber perdonar de manera permanente.

Cada día debemos desarrollar una acción para ayudar y bendecir a alguien. Sin cansarnos de hacerlo con amor y con pasión. Si eres un empleador, cada día ayuda de manera especial a uno de tus empleados. Si eres maestro, cada día haz algo especial y diferente para uno de tus alumnos. Si eres esposo, cada día haz una buena y diferente acción para tu esposa. Si eres padre, cada día desarrolla una acción buena y aleccionadora para cada uno de tus hijos.

No nos cansemos de hacer el bien. En nuestro trabajo, en nuestra profesión, en nuestros hogares.

Nos nos cansemos de hacer el bien. En nuestras esposas, en nuestros hijos, en nuestros padres, en nuestros hermanos y familiares.

No nos cansemos de hacer el bien. En nuestros amigos y también en nuestros enemigos. Jesús no enseña con claridad meridiana, cómo debemos actuar en este tiempo frente a nuestros enemigos. En Mateo 5:43-45, Jesús afirma lo siguiente: “Ustedes han oído que se dijo: ‘Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo’. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos”.

No nos cansemos de hacer bien. Todos los días, a todas las horas, en todo momento. Porque, como dice el apóstol Pablo, si no nos cansamos de hacer el bien “cosecharemos a su debido tiempo”.

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