“¿Por qué violaron a una anciana de 82 años?”

La pregunta me la hizo un colega que se acercó a mí, celular en mano. En el dispositivo se reproducía la noticia de una señora de 82 años en Yamasá que fue violada y asesinada el 31 de marzo (la hoy occisa fue nombrada en los medios, pero permanecer

La pregunta me la hizo un colega que se acercó a mí, celular en mano. En el dispositivo se reproducía la noticia de una señora de 82 años en Yamasá que fue violada y asesinada el 31 de marzo (la hoy occisa fue nombrada en los medios, pero permanecerá anónima en este artículo). Mi colega no entendía como alguien sería capaz de cometer un crimen semejante contra una señora tan entrada en edad. Escuchándolo, se me ocurrió que es posible que mi colega no esté solo en su confusión y este caso haya que ponderarlo con detenimiento.

Efectivamente, un noticiero presentó el crimen diciendo “Una anciana fue encontrada sin vida. Lo más consternador de este hecho”, recalcó la comunicadora con mucho énfasis, “es que no solo tiene signos de violencia, sino también signos de abuso sexual”. En la comunidad donde moraba la señora también expresaron gran confusión. Un vecino manifestó: “Aquí en tantos años, la gente nunca había oído mencionar, disque para, a una señora de 82 años violarla y matarla en su cama así. Porque si la hubiesen violado para quitarle dinero o hacerle una cosa… pero no, nada más fue para hacerle la maldad”.

Pienso que la razón por la que tanta gente se mostró perpleja ante la violación y el feminicidio de esta anciana es porque entendemos la violación como un fenómeno social donde influye el atractivo sexual de la víctima y nuestra sociedad nos condiciona a pensar que el atractivo de las mujeres se limita su rango de edad reproductiva. Fíjense también, por ejemplo, cómo reacciona la gente cuando en los noticieros salen noticias de violaciones a bebés o niñas en la pre-adolescencia. En el desconcierto que suscitan estas noticias se esconde, de manera subliminal, el mensaje de que existen personas que, aunque no se justifica, “se entiende” que sean víctimas de violación. Para ser más precisos: mujeres jóvenes.

Nadie pregunta “¿por qué violaron a esa mujer de 35 años?” En los noticieros nunca se introduce una noticia diciendo “Ha generado gran consternación en la comunidad que hayan violado a una muchacha de 17 años”. La violación de una niña o anciana son anomalías al esquema de cómo nos enseñan a pensar sobre la violación sexual. La misma naturaleza del crimen da lugar para que la gente piense que el atractivo de la víctima fue un factor. Pero esta mentalidad, aunque parezca lógica, resulta muy benévola con los violadores y muy injusta con las violentadas.

La idea de que algunas violaciones “se entienden” pero otras no, asume la violación como algo natural. Lo cual es muy conveniente para un sistema de opresión y privilegios como el patriarcado. Esta idea también habla muy mal de los hombres como clase social, quienes en su mayoría jamás violarían a nadie, por más atractiva que la encuentren ni por más deseos que tengan. Peor aún, esta idea coloca a la víctima de una violación en la nefasta posición de tener que justificar, indirectamente, su propio atractivo como presa.

La violación (como todas las violencias) es un mecanismo para ejercer poder y control. Alguien utilizó el poder que tenía sobre aquella señora de 82 años para cosificarla, controlarla, violentarla y eventualmente descartarla y no existe nada ni natural ni justificable en que se lo hagan a ella o a ninguna otra mujer o niña, sin importar su edad.

La sociedad entonces no debería preguntarse que porqué violaron a una anciana de 82 años. La pregunta más adecuada sería, ¿por qué violar a alguien?

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