MIAMI — La fiscalía federal dijo al jurado que un agente deportivo y un preparador físico de la Florida eran los cerebros detrás de una red que se enriqueció con el contrabando de peloteros cubanos para que ficharan con equipos de las Grandes Ligas.
Los abogados del agente Bartolo Hernández y el preparador físico Julio Estrada argumentaron el martes que ambos actuaron legalmente, mientras ayudaban a jugadores a escapar del régimen comunista de Cuba y a sortear el complicado proceso de la agencia libre para firmar millonarios contratos en Estados Unidos.
Ambas partes presentaron sus argumentos finales al final de un juicio que duró seis semanas, y ahora el jurado debe comenzar sus deliberaciones el miércoles. Hernández y Estrada están acusados de conspiración y contrabando de personas.
El fiscal Michael “Pat” Sullivan dijo que la evidencia demuestra que los dos convencieron a los líderes de una red de contrabando de personas, con sede en Cancún, para dedicarse a sacar peloteros de la isla, vez de ciudadanos común y corrientes por 10.000 dólares.
“Todos se harían ricos”, dijo Sullivan.
Los cubanos tienen que fijar una residencia oficial en un tercer país, como México o Haití, para que Grandes Ligas los declare agentes libres y reciban el permiso del gobierno estadounidense para ser eximidos del embargo económico contra todos los cubanos. La mayoría de la argumentación de Sullivan tuvo que ver con los documentos de residencia y de viaje de los peloteros, que estaban repletos de información falsa, como trabajos y direcciones ficticias, y en evidencia sobre sobornos pagados a las autoridades migratorias mexicanas para acelerar los trámites.
“Era un fraude”, dijo Sullivan. “Están repletos de mentiras e información falsa”.
Según los testimonios, la compañía de Estrada recibió el 30% de los contratos de los jugadores, y Hernández el 5%. Algunos de los jugadores más famosos entre los casi tres docenas de peloteros contrabandeados son José Abreu (Medias Blancas), quien firmó un contrato por 68 millones de dólares; Leonys Martín (Marineros), quien fichó por 15,5 millones; y Adeiny Hechavarría (Marlins), quien firmó por 10 millones.
Los abogados de Hernández y Estrada, que no declararon en el juicio, intentaron distanciarlos de cualquier aspecto criminal.
Dijeron que ninguno exhortó a los peloteros a entrar ilegalmente a Estados Unidos, y que tampoco estuvieron involucrados con la salida de los jugadores de Cuba en embarcaciones, aunque tuvieron varios contactos y reuniones con algunos personajes sospechosos.
Hernández simplemente negociaba los contratos con los equipos como agente deportivo, según sus abogados.
“El gobierno intenta castigar a Bart Hernández por asociación”, dijo el abogado Daniel Rashbaum. “Es completamente inocente”.
Rashbaum y el abogado Jeffrey Marcus recordaron al jurado que los jugadores, incluyendo lo que entraron ilegalmente a Estados Unidos sin visas, testificaron que Hernández los exhortó a esperar hasta que estuviesen listos sus documentos legales. Algunos no esperaron, pero pudieron quedarse en Estados Unidos gracias a las leyes migratorias de ese momento.
“Todos los jugadores dijeron, ‘Bart Hernández me dijo: Espera. Sé paciente. Debes entrar al país legalmente”’, dijo Marcus.
La abogada de Estrada, Sabrina Puglisi, dijo que su cliente buscó la manera de beneficiarse económicamente del deseo de los peloteros cubanos de escapar la presión del régimen cubano y tener mejores vidas en Estados unidos. Afirmó que Estrada no participó en el proceso de conseguir los documentos de residencia, sino que los ayudó mientras conseguían entrar legalmente a Estados Unidos.
“Ustedes escucharon a los jugadores declarar que estaban desesperados por irse (de Cuba)”, dijo Puglisi. “Querían ser libres. Julio siempre recomendó a los peloteros que hicieran las cosas correctamente”.