“El cambio llega con temor y algo de dolor. Esos ingredientes crean desconfianza, incomprensión y desinformación. Tal es el proceso de la democracia”. Esa reflexión de un escritor y activista civil estadounidense, David Mixner, resulta clave para no impacientarnos ante la accidentada vida pública dominicana.
Dada nuestra degradada institucionalidad, con la expandida corrupción y abuso del poder público como íconos, cabe desalentarnos como ciudadanos y concluir que el avance político dominicano “se quemó”.
Pero el impecable desempeño de la comisión gubernamental que investigó el caso de venta de Los Tres Ojos, más la pertinente acogida a sus recomendaciones, ratificó que no todo está perdido y que aun “a pasito lento”, traumático, el proceso de la construcción democrática nacional camina. Gracias. l
