Por si acaso…

Diez años antes de nacer Donald Trump, el economista británico John Maynard Keynes publicó (en 1936) su ‘Teoría general del empleo, el interés y el dinero’.

Diez años antes de nacer Donald Trump, el economista británico John Maynard Keynes publicó (en 1936) su ‘Teoría general del empleo, el interés y el dinero’. No sé, de verdad, si el futuro inquilino de la Casa Blanca imaginó en algún momento que aquella noción keynesiana de ‘desempleo tecnológico’ lo llevaría hasta el poder. Lo cierto es que, a puros codazos y a “dentelladas secas y calientes”, mister Trump se hizo del triunfo, en la cresta de un tsunami de empobrecidos aparceros de piel blanca y ‘cuello rojo’.

Osado, pintoresco y con una impiedad que lo autorizó a tirotear insultos contra latinos y negros y musulmanes, Trump también hacía mofa de mujeres, homosexuales y ‘rarae aves’, las que fueran, atravesadas en su camino. Claro: todo era admisible en la atrocidad de una contienda electoral. Sólo que “Las campañas políticas se pronuncian en verso, pero se gobierna en prosa”.

Los argumentos de Trump –ya se ha dicho—son los mismos del Brexit, de Le Pen y del Partido de la Libertad de Austria. Sacar a los extranjeros indocumentados, repatriar las empresas que buscaron salarios baratos en Asia y Centroamérica y, por último, levantar un muro para separarnos del resto, que es como decir: para aislarnos en el tiempo.

Tampoco sé si mister Trump está al tanto de que un joven inglés, llamado Ned Ludd, rompió dos telares en 1779, como protesta contra las máquinas de hilar y los telares industriales que amenazaban con reemplazar a los artesanos por trabajadores menos calificados y que cobraban salarios más bajos. Eran los días de la primera Revolución Industrial, y han transcurrido más de dos siglos desde la bronca de aquel mocetón inglés desempleado.

Además de que no existen vacunas contra el traslado de fábricas a países con mano de obra más barata, el paro laboral de hoy, en el seno de la tercera o cuarta Revolución Industrial, lo agravan la informática y la robótica. Pareciera muy difícil ahora romper con un hacha (como Ludd en 1779) un software de inteligencia artificial o un expediente archivado en la nube virtual. También es cierto que más de dos terceras partes de los trabajos en la industria automotriz se realizan hoy con robots: autómatas, androides, hombres mecánicos o como prefiera llamarlos…

(En el momento en que escribo estas notas acerca del terremoto desatado por mister Trump, alguien me trae una carta, sellada y lacrada. En la cabecilla del sobre: Doctor Justaquino Brownie, Presidente del Partido de la Felicidad Dominicana (PFD). No tengo idea de quién es el remitente ni de la agrupación política que preside. Destapo el sobre. A medida que adelanto en la lectura del documento, aumenta mi sorpresa. De algún modo imaginé que algo semejante ocurriría en nuestro país. Lo pensé, aunque quizá no con estas perspectivas. Prefiero dejar a los lectores el juicio de tan insólita comunicación).

“Distinguido amigo:

“Una caterva de organizaciones umbrías, esto es, de grupos que bregan y florecen en la sombra, me ha designado candidato a la Presidencia de la República por el Partido de la Felicidad Dominicana. Nada de agrupaciones anquilosadas, nada de alianzas patrióticas ni de acuerdos de aposento. El candidato, pura y simplemente, soy yo. Un inmerecido honor, no cabe duda”.

“El apoyo a mi candidatura proviene, entre otros, de cónclaves de machos cabríos, de asambleas de letrados maldicientes, de hermandades de matronas en sazón, y, a no dudarlo, de una tribu de usuarios solapados del citrato de sildenafilo”.

“Con el ánimo de atraer a toda la población hacia nuestro movimiento político, he de presentar un programa de gobierno original, regio, de gran atractivo. Nada de gravámenes, nada de tasas, nada de arbitrios injustos y despóticos. Mi gobierno tendrá un objetivo fundamental: procurar a la ciudadanía la mayor cantidad de placer, el mayor volumen de bienestar, todo esto al más bajo costo y con el menor esfuerzo posible. Será, en suma, un gobierno consagrado al hedonismo, al sibaritismo, bajo la tutela filosófica del gran maestro Epicuro.

Presento, a continuación, algunos de los trazos fundamentales del plan de gobierno que estableceré a partir de agosto del 2020. Por las limitaciones de espacio, es obvio, menciono sólo algunos de los temas de mayor trascendencia pública.
Medidas de política económica:

  • Eliminación del impuesto sobre la renta y del ITBIS, del costo de las placas de automóviles y del cobro de la energía eléctrica. Abolición de impuestos a la importación de toda clase de mercancía, de la tarifa para transporte en el metro, del impuesto a los viajes aéreos y del costo de los sellos de Rentas Internas.
  • Establecimiento obligatorio, en todo el país, de un salario mínimo similar al de los Estados Unidos de América, y designación en la administración pública, como mínimo, de un 50% de la población económicamente activa.
  • Fijación de un horario laboral de 8:30 a.m. a 12:30 a.m., con la consiguiente eliminación del viernes en la jornada de trabajo de las oficinas públicas.
  • Donación de una vivienda nueva, amueblada y con telecable, a todas las familias que no dispongan de techo propio.
  • Adquisición, por parte del Banco Central, de una maquinaria de último modelo para la impresión de pesos, dólares y euros.
    Disposiciones de política migratoria y de bienestar social:
  • Instalación de fábricas de lanchas de fibra de vidrio en Miches, Sabana de la Mar y La Romana, y donación de estos medios de transporte, con sus respectivos motores fuera-de-borda, a quienes deseen incursionar en la exploración del Canal de la Mona y piélagos aledaños.
  • Vigilancia, protección, y suministro de provisiones por parte de mi gobierno a todos los valerosos argonautas que se lanzan a la búsqueda de horizontes inéditos, fuera de nuestras aguas territoriales.
  • Autorización a la Junta Central Electoral para otorgar visas de residencia de los Estados Unidos de América y de las naciones de la Comunidad Económica Europea.
  • Consagración en la Constitución de la República de la tez blanca y el origen caucásico de todos los dominicanos, con la consiguiente eliminación en la Cédula Personal de Identidad de calificativos denigrantes, tales como: “indio oscuro”, “indio claro”, “mulato” o “negro”.
  • Introducción obligatoria en el sistema escolar del aprendizaje de la tambora, la güira y el acordeón diatónico, con lo cual promoveremos una exportación masiva de “pericos ripiaos” que mejorará notablemente nuestra balanza comercial.
  • Contratación de profesoras extranjeras de “strip-tease”, en la búsqueda de mejorar el nivel artístico de las muchachas dominicanas que se dedican a este honorable menester en las vitrinas de Amsterdam y los chiribitiles de Berlín, Milán y Barcelona.
  • Instauración de la poligamia, con lo cual un hombre, en su sano juicio (o sin él), podrá contraer nupcias con tantas mujeres como pueda.
  • Otorgamiento de visas privilegiadas a todos los ciudadanos de fe islámica que deseen emigrar al país, con la única obligación de hacerse cargo de un mínimo de seis damas solteras (o solteronas: da igual).

Hablamos, como se ve, de un programa de gobierno audaz y valeroso, civilizado y progresista, y nada escatimaremos para ponerlo en práctica. A todos mis compatriotas les aseguro que el futuro es nuestro: absolutamente nuestro. 
Hasta la victoria final, compatriotas.
Firmado: S.S.S. doctor Justaquino Brownie.
______________________________________
Estoy realmente perplejo. No soy dado a supersticiones, pero me preocupan las iniciales del candidato: doctor J.B.
Quién sabe..!

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas