Con la banda presidencial apretada en el pecho

José Ingenieros, autor de grandes luces, habló mucho sobre el arte de la simulación y el mimetismo en la lucha por la vida.

José Ingenieros, autor de grandes luces, habló mucho sobre el arte de la simulación y el mimetismo en la lucha por la vida. El lagarto, lo ponía de ejemplo, tiene la habilidad de vestirse la piel verde o gris, color del árbol que trepa. Los seres humanos somos iguales. Con mucha frecuencia solemos emplear semejantes recursos en el arte de la lucha por salvarnos y sobrevivir. Es en la política –definida por los clásicos como una ciencia noble- donde el hombre aplica con más frecuencia el arte de la simulación.

Es cierto que los políticos tienen que abrazar sus ideales con pasión y hasta fanatismo. Para contagiar a sus seguidores, conquistar lealtades y alcanzar el poder. Claro, sin llegar a la ceguera total, que es lo que sucede con la mayoría de los dirigentes opositores de la República Dominicana. Agotan el último suspiro de su energía en vender sus ideales y sueños detrás de los colores y símbolos de su trinchera política. El ego patriótico inflado hace que los aspirantes a dirigir el Estado pierdan la noción entre lo real y lo imaginario. Sólo quieren que les cuenten los votos de la derrota.

Una encuesta mínima entre los opositores dejaría en claro las matemáticas simples del ganador y el perdedor. Entre esas fuerzas hay quienes llevan más de 30 años con la banda presidencial tensa, colgada en el pecho, esperando el momento de su juramentación en el Palacio Nacional. No califican para alcanzar el poder bajo ninguna circunstancia y, sin embargo, muestran el ego crecido de quien tiene el toro cogido por los cuernos. Pura mentira y simulación. No pasan de tres o cuatro los candidatos con fortalezas para ganar el poder. Y no llegan a dos los que tienen verdadero respaldo popular. Luis Abinader y Guillermo Moreno son la clave de una percepción que pudiera cambiar el curso de la historia. El orgullo y los egoísmos están por encima de la realidad. Nadie los puede obligar a ceder y dialogar. A entender que hay muchas escaleras para ascender al poder con pactos y alianzas, y que la unidad es el único camino posible, frente al continuismo del PLD. Es impostergable aflojar el pecho endurecido y concertar alianzas, antes de que sea demasiado tarde. 

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