La Unión Europea (UE) nos viene trazando pautas sobre nuestras políticas migratorias. Estas advertencias, dirigidas a nuestros líderes nos resultan dolorosas cuando son divulgadas por los medios locales, con la gravedad de una sentencia, llegada directamente del Olimpo del poder, pues hasta ahí ha llegado la inconsistencia, por no describirla de otra manera, de algunos dominicanos.
Por contraste, ¿que pasaría si un embajador de este país tropical, trazara públicamente pautas a los Líderes, en mayúsculas, de la UE, sobre su política migratoria? Con toda razón, nos llamarían al orden.
Nos resulta, pues, interesante comparar la realidad migratoria de la UE y de nuestro país.
UE. Se estima que qué mas de 140,000 inmigrantes intentarán llegar este año, por el mediterráneo, a la UE, lo que ha alarmado a un conglomerado de 500 millones de habitantes.
RD. Entre los años 2006 al 2012, llegaron a nuestro país de 10 millones de habitantes, o sea 50 veces mas pequeño, el 65% de todos los inmigrantes, y solamente sonaron las alarmas, cuando la “comunidad internacional” intentó crear un precedente de “dominicanizar” una buena parte de los mismos.
UE. La Unión Europea promueve “una resolución en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, (ONU) que le otorgaría el fundamento legal para usar la fuerza militar contra la infraestructura del tráfico humano.”
RD. Los dominicanos nunca nos hemos planteado utilizar la fuerza militar, limitándonos a mal cuidar nuestra frontera. Aun más, resulta revelador que la UE acuda a otro de nuestros censores- la ONU- para legitimar el uso de la fuerza contra los traficantes de inmigrantes. Más importante, tal como señalan algunos periodistas británicos, la guerra contra los “crueles” traficantes implica una disimulada hipocresía, pues neutralizado el tráfico se elimina el problema de los inmigrantes, que es el objetivo.
UE. La UE confronta un dilema ético, pues muchos inmigrantes son refugiados de conflictos sangrientos. Sin embargo, la renuencia de algunos países a recibirlos ha obligado al establecimiento de cuotas obligatorias, pues resulta difícil para los europeos ser solidarios en un “contexto de crisis económica y desempleo”.
RD. Nuestros inmigrantes buscan una mejor vida. En nuestro caso no se trata de compartir la riqueza de la vieja Europa; sino de compartir el hambre entre un pueblo muy pobre y otro miserable. La pobreza extrema de nuestro país está al desnudo debajo del puente de la 17, donde familias completas habitan en “viviendas” de 10 o 15 metros cuadrados. ¡Vaya sentido de equidad! ¿Pero, no será un disimulado egoísmo? Pues, las naciones se debaten entre los principios que proclaman y sus intereses. Y pensar que algunos dominicanos defienden estos planteamientos, sin reparar en los intereses de sus promotores. Y es que cantan nuestro himno, sin pensar en su letra: No merecen ser libres… aquellos que son indolentes y sobre todo, serviles…