La prolongada sequía que desde hace aproximadamente un año afecta a la región Sur está causando estragos en la producción agrícola y el suministro de agua potable, lo que tiene a los sureños al límite de la desesperación.Es un panorama nada acogedor: los campos lucen secos, en los principales ríos en vez de agua se ven piedras, los canales de riego son apenas pequeñas chorreras, y en el contraembalse de la presa de Valdesia una docena de camiones se abastecen de agregados. Debido a la falta de agua, más de 16,000 parceleros y agricultores privados que cultivan alrededor de 700,000 tareas han perdido la mayor parte de sus siembras. Los directivos de las Juntas de Regantes del Valle de San Juan, Ysura y Nizao-Valdesia aseguran que sus asociados han perdido casi toda su producción. De unas 130,000 tareas sembradas este año, poco más del 40% fueron productivas.
Es por ello que, aunque no se atreven a hacer estimados de lo que ello significa en dinero, sí aseguran que se trata de “miles de millones”. En el caso de los más de 6,000 usuarios de la Junta de Regantes de San Juan de la Maguana, que cultivan sobre las 280,000 tareas que son regadas por las aguas de la cuenca del río San Juan, de 60 millones de metros cúbicos de agua que reciben normalmente, apenas están recibiendo 4.6 metros cúbicos, y la misma se destina básicamente para consumo humano y animal.
Ysura-Azua
La escasez también afecta a los más de 4,000 productores que se benefician de las aguas que maneja la Junta de Regantes de Ysura, cuyas 240,000 tareas se extienden de Azua a Neiba. De 34 metros cúbicos por segundo de agua que reciben normalmente de la cuenca del río Ysura, hoy en día reciben poco más de 12 metros cúbicos. La sequía se ha sentido como nunca en los campos de Azua.
A lo lejos, las pocas hojas parecen manchas verdes que se pierden en potreros que parecen haber sido arrasados por el fuego. Brioso Céspedes, un agricultor de batata, dice que si bien es cierto que hay sequía, la situación es peor debido a que las autoridades del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi) han preferido priorizar el servicio de agua en las zonas urbanas.
La situación no es diferente en la provincia Peravia. Unos 4,593 usuarios que tienen bajo cultivo 178,000 tareas que se extienden también a San Cristóbal, han perdido gran parte de su producción, ya que tal cantidad de tierra requiere 11 metros cúbicos por segundo de agua, y apenas reciben cinco metros cúbicos.
Uno de los cultivos más afectados es el mango, ya que al año la provincia exporta alrededor de US$15.0 millones a los Estados Unidos, pero en lo que va de año no se ha exportado un solo dólar.
En San Juan de la Maguana se abastecen de una planta que vierte 900 litros por segundos, pero actualmente reciben menos de 300, es decir, unos 0.9 metros cúbicos por segundos, y la mayoría de las bombas trabajan a menos de la mitad de su capacidad. Es por ello que sectores como Los Córbanos Norte y Sur tienen serios problemas para recibir agua, mientras sus moradores pegan el grito al cielo por la escasez. Igual situación viven los de Gínova, Lucero, Hermanas Mirabal, Monseñor Railyn y el centro de la ciudad.
En esos sectores, y en municipios como Juan de Herrera, para abastecerse de agua la población debe comprar camiones de agua que cuestan hasta 700 pesos, ya que los que proporciona el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (Inapa) no alcanzan. Y a esto se le suman los botellones de agua potable para el consumo, que cada uno cuesta sobre los RD$30 y RD$40.
En Azua la escasez de agua potable duele. Waltermont Pineda, gerente provincial del Inapa, describió la situación como sumamente crítica, pues el bajo nivel de pluviometría mantiene los arroyos, ríos, cañadas y canales casi secos. La sequía del río San Juan golpea en especial a Villalpando, distrito municipal de Azua, que se ha pasado hasta dos meses sin agua.
Baní y San Cristóbal
En Baní, el encargado de operaciones del Inapa, ingeniero Eswin Mercedes, explicó que el acueducto que abastece el casco urbano está operando en un 15% de su capacidad debido a que el río Baní está totalmente seco, ya que hace unos dos años no llueve en la zona. La escasez se vive con pesar en comunidades como sombrero, Cañafistol, Matanzas, Caldera y Los Cajuilitos, y la gente está desesperada. La mañana de ayer, por ejemplo, comunitarios de barrios marginales de la ciudad de Baní se presentaron a las oficinas del Inapa en son de protesta, pues afirman tienen cuatro meses sin agua.
Y en San Cristóbal los 4 camiones que distribuyen agua no alcanzan. Sectores como El Zumbón, Calle Bonita, La Gallera, Villegas y Hatillo se pasan hasta dos y tres semanas sin recibir agua.
En San Juan se perdió la habichuela
El gerente de la Junta de Regantes del Valle de San Juan, Camilo Bautista, aseguró que debido a la sequía que afecta la zona la producción de habichuela se ha perdido casi completamente. De acuerdo con Bautista, miles de tareas no han podido ser cosechadas debido a que las siembras no llegaron a niveles que pudieran cultivarse. Afirma que lo mismo ha sucedido con el maíz y otros rubros, como el tomate. El gerente de la Junta de Regantes cree que las autoridades del Indrhi no previeron la situación y mucho menos adoptaron las medidas necesarias para garantizar el suministro de agua. Coincide con otros funcionarios que señalan que ante la escasez las autoridades han priorizado el servicio de agua hacia las zonas urbanas, perjudicando así a los productores.