La planificación familiar es crucial para el bienestar y autonomía de las mujeres, y a la vez apoyar el desarrollo de las comunidades. En este sentido debemos destacar el aporte hecho a nuestro país por Profamilia, institución no gubernamental pionera en servicios de salud sexual y reproductiva. Entre nosotros imperaban ignorancia, prejuicios, dogmatismo y oscurantismo en torno a eso y temas como anticonceptivos y derechos sexuales. Teníamos una tasa de natalidad de 6.5 hijos por familia -mi mamá parió 5 y recuerdo que era la que menos tenía del barrio, entre sus vecinas las proles eran 9, 11, 16-, algo insostenible. Gracias a Profamilia tenemos ahora 2.5 hijos por familia y podemos ventilar esas cosas, una trayectoria que cumplió ya 50 años. 

En Taiwán ya tratan la reducción de la fuerza laboral que proyectan para 2060, a causa del envejecimiento de la población por una tasa de natalidad muy baja, así como la emigración de “cerebros”. La planificación del futuro es signo que distingue los países más avanzados de naciones subdesarrolladas como República Dominicana. Aquí sólo cuenta el corto plazo, medido de una elección a otra, para tomar decisiones, que generalmente se circunscriben a aplicar soluciones coyunturales o “parches” a problemas inveterados. A nuestros políticos, verbigracia, nunca se les ha oído referirse al tema del control de la natalidad, muchos menos ha sido éste objeto de políticas públicas, pese a ser primordial en el avance de las naciones.