Para José Antonio Najri, la clave para una persona alcanzar el éxito en cualquier terreno de la vida es trazarse una meta, diseñar la estrategia para alcanzarla, prepararse bien antes de emprender el camino y trabajar incansablemente sin mirar el horario.
Najri, quien hizo carrera política en el Partido Revolucionario Dominicano, (PRD), afirma que se alejó de esa organización cuando se dio cuenta de que la misma había tomado un rumbo equivocado. Sin embargo, no se arrepiente del tiempo y los recursos que invirtió, porque sus años de militancia y dirigencia le permitieron estar cerca del pueblo dominicano, conocer sus necesidades y aspiraciones.
Las bases sobre las cuales levantó sus negocios fueron más firmes y hoy en día es uno de los empresarios más exitosos de la República Dominicana.
En esta entrega, recuerda sus primeros años en la Zona Colonial, sus travesuras, las invaluables enseñanzas de sus padres y el legado que ha construido y que cada día le transmite a sus hijos.
1. En la Ciudad Colonial
Nací el 19 de marzo de 1948, en la zona de Ciudad Nueva, en la avenida Palo Hincado número ocho, en ese entonces, muy cerca del Parque Independencia estaba en los altos de lo que era el cine Olimpia, un cine muy conocido en esa época. En esos años la ciudad era muy pequeña, estaba muy concentrad en lo que era el centro de la ciudad, el Parque Independencia era el centro de la ciudad, vivíamos bajo el régimen de Trujillo. La ciudad era, en ese entonces, no solo muy pequeña, sino muy organizada.
2. Nieto de libaneses
Mi padre, José Najri, era hijo de libaneses. Mis abuelos vinieron de un pequeño pueblo del Líbano. Mi padre nació aquí, en Santo Domingo, junto a mi padre nacieron cinco hermanos, entre ellos, alguien que es muy amado y querido en esta sociedad, que se llama don Antonio –Papía- Najri, que va a cumplir 98 años. Mi familia se desenvolvió prácticamente en la ciudad de Santo Domingo, aunque Papía y parte de los hermanos de mi padre nacieron en Santiago, porque hubo una etapa de la vida en la que mi abuelo se fue a Santiago y se le conoció por tratar de poner la primera lavandería de allá, pero fue muy desafortunado porque la gente en esa época no pagaba para que le lavaran la ropa, la gente iba al río a lavar la ropa. Entonces, el negocio fracasó, no pudo sostener su lavandería automatizada. Mi padre se graduó de bachiller en Santiago, fue amigo íntimo del doctor Balaguer, fueron amigos de colegio, tuvieron una amistad que duró hasta la adultez y la vejez. Tenemos recuerdos muy gratos de historias muy profundas entre ellos. Él se graduó y mi abuelo entró en una gran crisis de salud, por un cáncer fulminante. Papá tenía apenas 20 años cuando mi abuelo muere. Entonces, papá decidió mudarse a San Pedro de Macorís donde mi abuelo murió y mi papá tuvo que hacerse cargo de la familia y abandonó sus estudios. Mi papá vino a la capital. Fueron años tremendos, de mucha pobreza para la familia, papá apenas ganaba para costear la comida y pagar el mantenimiento de la pequeña habitación que había alquilado en Ciudad Nueva. Mi madre se llamaba Noemí Cesaní de Najri, proveniente de italianos que estaban radicados en Puerto Rico y que emigraron al país. Mi madre nació en el pueblito de Guerra, mi abuela llegó al país embarazada, en el año 1920.
3. La vida en casa
Papá era un animal de trabajo, salía a las cinco o las seis de la mañana, a veces tenía que recorrer las plantaciones de algodón y no lo volvíamos a ver hasta la noche, cuando estaba en la ciudad venía a almorzar a la casa. A mamá la recuerdo en sus quehaceres domésticos todo el tiempo. Nos tomó un tiempo para nosotros tener un televisor. Yo estaba grande cuando papá nos regaló la primera televisión y nos dio el primer teléfono. La vida era súper austera para todos. A mamá la veía constantemente en la cocina, limpiando y lavando ropa. Extraordinaria mujer, no porque fuera mi madre, era de un temperamento muy alegre. Mamá fue un cascabel, quienes la conocieron dan testimonio constante de eso, nunca puso una mala cara, nunca puso un pero. Era muy estoica, aceptó los sacrificios del desarrollo del capital y cuando el capital de la familia comenzó a crecer, tampoco fue una persona que exigió. De hecho, cuando enterramos a papá, que murió a los 98 años, mamá me dijo en el carro: “Tu papá y yo hemos sido muy felices” y le dije: “Que bueno mamá”, y le pregunté que cuál cree ella que fue la fórmula, me respondió: “Yo no pedí nada, ni él ofreció nada”.
4. Como todos
Como todos los muchachos de la época uno hacía sus travesuras, muchas, tirábamos piedras, cazando pajaritos, rompiéndole los vidrios a la gente, jugando pelota y con un batazo romperle un vidrio a una ventana de un vecino, haciendo locuritas, como quitarle los tapa válvulas a los carros. Coleccionábamos tapa válvulas. Cosas de muchachos, pero nunca fui un irresponsable, de hecho, a pesar de hacer mis travesuras con mis amigos, nunca falté a las cosas que tenían que ver con mi madurez o rehuía de mis responsabilidades, ni mis estudios. Sin llegar a ser un estudiante A, porque nunca lo fui. Me mantuve en un intermedio donde mis padres se sentían cómodos y yo también.
5. La última pela
Papá nunca me dio una pela, mamá sí. Recuerdo muy bien la última pela que mamá me dio. Recuerdo que me le puse de frente y nunca se me olvida que no le lloré, por más que me dio, no le lloré y cuando llegó papá ella le dijo: “José, te lo paso a ti, porque tu hijo es un hombre. No me lloró, ya no tengo nada que hacer. Te corresponde a ti como padre. Ya tu hijo es un hombre”. Fue la última pela. Siempre lloraba, pero esta vez me le quedé parado de frente, mirándola y no le lloré.
6. Cambios
Con la muerte de Trujillo nuestros negocios sufrieron muchos cambios, como es lógico, y a mí me enviaron a estudiar al extranjero. Me gradué de bachiller en Riverdale Country School, en Nueva York y de ahí me fui a estudiar a lo que hoy en día es University of Philadelphia, que en ese entonces era la universidad textil privada más importante de los Estados Unidos, pero en la medida en que me desarrollaba en la universidad, papá decidió que la industria textil no era el futuro que él quería para mí y para mi hermano. Yo, en medio de la carrera, que inicialmente comencé como ingeniero textil, pensando que venía a trabajar en la industria de mi padre, me cambié a Finanzas y terminé graduándome en la universidad en Finanzas, porque mi padre había decidido comprar un negocio para mi hermano y para mí. Él entendía que en ese entonces, y todavía persisten esos problemas, el industrial no está debidamente resguardado por el Gobierno. Aquí ser industrial es ser un héroe, la mayoría son mártires, porque la industria nacional no tiene la protección ni el incentivo que merece de los gobiernos .
7. Negocio propio
Una vez graduado de la universidad, regresé a trabajar y comencé mi labor en lo que fue Zafari Motors, que se llamaba Figueroa y Socias, estaba en la John F. Kennedy; papá la compró durante la revolución en el año 1965. Recuerdo que me entregó las llaves del negocio y me dijo: “Tu mamá y yo tenemos con que vivir, por el resto de nuestras vidas. Este es tu negocio, aquí están las llaves, tú abres, tú cierras y si tú fracasas, será tu fracaso. Trabaja”. Y así desde el primer día, yo era quien abría el negocio y lo cerraba, recibía al primer empleado y despedía al último que se marchaba y la vida sonrió. Mi hermano luego se graduó y se incorporó al negocio y después de estos últimos 40 años nos sentimos muy orgullosos de lo que hemos logrado, que no es el producto de ni un peso robado, ni al Estado, ni al país, es simplemente el producto de un trabajo honesto.
8. Lo más difícil
Para mí lo más difícil fue cuando decidí meterme a la política. Yo no creo, como dicen algunos empresarios, que incursionar en la política sea un error. En mis inquietudes de joven, a pesar de las relaciones entre Balaguer y mi padre, que lo lógico era que yo fuera reformista, yo nunca he creído en el continuismo. El continuismo es la causa de las grandes debacles de estas naciones nuestras. La gente que pretende perpetuarse en el poder ha sido la causa de la debacle del Partido Reformista, y lo que ha pasado en nuestro Partido Revolucionario Dominicano, en gran medida, tiene que ver con la incapacidad de transformar el partido, desde la muerte de Peña Gómez, hasta la actualidad, en un partido disciplinado y la incapacidad de hacer un cambio generacional dentro del PRD. No lo hicimos cuando debimos hacerlo y estamos pagando las consecuencias. Por eso me alejé del PRD aun habiendo sido vicepresidente nacional, manejé la capital durante casi 20 años, desde secretario de organización hasta secretario general y no perdí una sola elección en la capital, mientras estuve al frente de la capital, porque yo respetaba el liderazgo de cada cual, yo no imponía, ni mucho menos trataba de trazar pautas que no fueran las que el partido realmente necesitara para ganar las elecciones.
9. Golpes duros
La muerte de mis padres, aun cuando he tenido el privilegio de que la muerte les llegó cuando yo era un hombre con nietos, pero es un momento sumamente…porque aun cuando uno se prepara para la muerte de un ser querido, cuando llega es algo que no logras aceptar de inmediato. Yo lo esperaba y soy agradecido del tiempo. Papá murió de 98 y mamá de 92, no se puede pedir más, pero olvídate, como quiera golpeó muy fuerte. Esos han sido los momentos más tristes y difíciles de mi vida.
10. Familiar
Yo tengo la suerte de que mi primer matrimonio fue muy joven, apenas con 23 años. De ese matrimonio tengo cuatro hijos, dos varones y dos hembras: José, Katherine, Alfredo y Charline, ellos me han dado, me han regalado cinco nietos. De mi segundo matrimonio tengo dos hijos, una hembra, Silvana, y un varón, Sebastián. Mis primeros cuatro hijos están incorporados a los negocios y todos están trabando en distintas áreas de los negocios. Los más pequeños están todavía en la etapa de su desarrollo, de sus estudios, pero si de algo tengo que dar gracias, es porque a veces es muy difícil unificar dos familias distintas y yo te aseguro que tengo el privilegio de que mi esposa actual y mis hijos tienen una relación que yo a veces me asombro de cómo se llevan y cómo mis hijos de mi primer matrimonio, a pesar de la diferencia de edad tan grande, se han integrado. Almorzamos todos los domingos juntos y el cocinero soy yo.
En la política y en los negocios
Es difícil que yo vuelva a la política, han pasado los años y en política el que se va a villa pierde su silla. Tengo buenos recuerdos de todos los compañeros y compañeras con los cuales hice vida política, yo no fui el empresario que salía a comprar conciencia, yo hice vida política, fui a trabajar política en los barrios y a hacer del PRD una maquinaria de eficiencia, de gestión, de gerencia. Extraño muchas personas buenas y las experiencias que viví allí. Aspiraba a llegar a Presidente, me hubiera gustado haber tenido esa oportunidad, porque por lo que he visto, sacando a Danilo Medina, yo creo que lo hubiera hecho mejor que todos los otros que he visto. Pero me cansé, no resistía más esa mediocridad con que nos estábamos manejando. Cómo se va a ir al poder sin contar con un programa de gobierno, por eso es que cada vez que llegamos al poder, los perredeístas salimos mal parados, porque es que llegamos con un desorden. No me arrepiento porque los conocimientos que me dio la política y las relaciones que cultivé y haber conocido la esencia de mi pueblo, no tienen precio. Eso es lo bueno de la política y tener la oportunidad de hacer algo por tu país. Lo malo es tener que lidiar con los mediocres, los cuales, lamentablemente son los que se perpetúan en el poder. La Delta Comercial llega a nuestras manos porque con Jacinto Peynado (mi compadre dos veces, yo le había bautizado un hijo y él me había bautizado una hija) mi relación con él siempre fue de una amistad extremadamente honesta y de mucho cariño. Al principio ellos tuvieron algunos tropiezos, algunos problemas económicos y Jacinto la puso a la venta. Primero me la ofreció el banco Baninter, entonces yo fui a ver a Jacinto y le dije que no hacía nada sin su consentimiento y él me contestó: “Ojalá seas tú que adquieras la Delta”. Luego de eso llegamos a un acuerdo con Baninter y adquirimos la Delta, eso fue en año 2001.