Iglesia reconoce cometió error con celebración boda recluso

Santiago.-La Pastoral Penitenciaria reconoció que en el caso de la boda del interno Miguel Vladimir Morán, condenado por ultimar a su esposa embarazada con una ex reclusa que cumplió prisión por droga debieron ser más prudentes.…

Santiago.-La Pastoral Penitenciaria reconoció que en el caso de la boda del interno Miguel Vladimir Morán, condenado por ultimar a su esposa embarazada con una ex reclusa que cumplió prisión por droga debieron ser más prudentes.

 “Entendemos que debimos haber sido más prudentes tomando en cuenta las razones por las cuales Miguel Vladimir Morán está privado de su libertad y haber informado al Arzobispo de la condición de este interno. También nos servirá de aprendizaje para no repetirlo en el futuro”, apunta en un comunicado.

Esperan que este hecho, el cual ha sido comentado por la opinión pública, sirva para que muchas personas se acerquen al Centro de Corrección y Rehabilitación de Rafey, y puedan constatar la hermosa obra que se viene desarrollando allí en favor de la población carcelaria que ve pasar sus días en este centro con una nueva visión de futuro.

 “Muchos han vuelto a recobrar su dignidad de ser humano y han encontrado un nuevo rumbo a sus vidas, y con su nueva conducta asegurarán una reinserción en la sociedad basada en el respeto y una cultura de paz”, apunta. 

La pastoral lamenta que en esta misión hay acciones que haciéndolas de buena voluntad pueden enviar un mensaje contrario al objetivo que perseguimos, como fue el caso de la boda celebrada en la Catedral Santiago Apóstol entre el interno Morán y Yáscara Vargas.

Sin embargo, recuerda que todo hombre y mujer tienen derecho de contraer matrimonio de forma sacramental si han mostrado, como los internos de Rafey, el debido arrepentimiento de una conducta anterior y se comprometen a vivir según las enseñanzas del Evangelio.

Indica que el trabajo espiritual llevado a cabo en medio de estos hombres y mujeres internos en estos centros penitenciarios ha logrado formar en los mismos una viviente comunidad cristiana de hermanos, unidos en torno al mensaje de amor de Jesucristo.  Finalmente, refiere que ese trabajo lo seguirán haciendo, porque de esta forma convierten en realidad lo que pide Dios, y lo hacen con entusiasmo porque los internos son los más necesitados de ese apoyo.

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