La Policía de Polonia arrestó ayer al padre Wojciech Gil, quien está acusado de abusar sexualmente de unos nueve niños en República Dominicana.
El religioso sería trasladado a Varsovia para ser interrogado por la fiscalía y escuchar los cargos que pesan sobre él. La detención de Gil se produjo en su casa familiar, ubicada en una localidad cercana de Cracovia (sur del país).
Espera pena máxima
Tras la noticia, el procurador General de la República dijo que la Justicia no debe tener fronteras para enfrentar y castigar los hechos punibles y criminales, como es el caso del cura Alberto Gil, acusado de abuso sexual, en detrimento de varios menores. Indicó que esperan la pena máxima para Gil.
Francisco Domínguez Brito aseguró también que si es permitido por la legislación y por las autoridades de la Procuraduría de Polonia, en su momento estaría dispuesto a enviar fiscales dominicanos para que pudieran dar soporte a sus homólogos en esa nación, en un eventual juicio contra el religioso.
“Manifestamos satisfacción ante las acciones emprendidas por la Fiscalía de Polonia, ante un caso que ha llenado de dolor y vergüenza a toda la iglesia católica, pero sobre todo, ha mancillado, vulnerado y atropellado la inocencia y la dignidad de niños”, afirmó el funcionario.
Piden justicia
De su lado, algunos ciudadanos y padres de los menores, presuntamente abusados sexualmente por el sacerdote, pidieron a las autoridades dominicanas y polacas que se haga justicia y garantizar su enjuiciamiento. Aseguraron que hay pruebas suficientes que comprometen su responsabilidad penal en los hechos que se le atribuyen.
“Yo nunca creí las acusaciones que se le hicieron al padre Alberto, todos los queríamos mucho, pero al escapar a su país y no regresar, ya creo que hay algo de verdad de lo que se dice de él”, manifestó a EFE la activista católica Ramona Díaz. En Juncalito algunas personas, que prefieren mantener su anonimato, aseguraron que fueron muchos los menores abusados por el cura, pero que algunos de sus progenitores decidieron no querellarse, para no exponer sus hijos públicamente.
Alegría y hermetismo por el caso
En Juncalito, cuya población tiene una arraigada fe católica, sus residentes esperan que se haga justicia, “porque los abusos que cometió no pueden quedar impunes”. Román Bonelly Rodríguez, padre de uno de los niños abusados, dijo a EFE que se querelló contra el padre Gil en la Fiscalía de Santiago y que ha esperado “pacientemente que se haga justicia”.