Las islas que conforman la región del Caribe comparten mucho más que el clima, la hermosura de sus playas y gente de piel tostada. Estas islas también comparten una historia, una cultura influenciada por otras lejanas y la lucha por ser libres y soberanos. Por tal razón, no es de extrañar que en algún momento se unieran para darse soporte, como fue el caso del cubano José Martí y el dominicano Máximo Gómez, quienes compartieron momentos importantes de la historia de Cuba.
José Martí, quien es recordado por ser un pensador, político republicano, demócrata y poeta, fue quien motivó a los cubanos a poner en marcha la “Guerra Necesaria” (también conocida como Guerra del 95), para la cual contó con el apoyo del militar Máximo Gómez, y fue en la casa de éste, en Montecristi, donde firmaron el “Manifiesto de Montecristi”, considerado el documento oficial del Partido Revolucionario Cubano, en el cual se exponen las ideas en las que se basó Martí para organizar la guerra de independencia cubana de 1895.
En la actualidad, esta casa se ha convertido en un museo, donde los visitantes tienen la oportunidad de conocer, no solo la historia de la lucha por la independencia cubana, sino también la vida de estos dos caribeños, de ideologías democráticas, de carácter fuerte, aguerridos, y con deseos de libertad.
Allí, en el Museo Casa de Máximo Gómez, en el lejano Montecristi, te espera un rincón histórico e inspirador para las generaciones más jóvenes, y un recordatorio a quienes los años les han hecho dejar en el olvido este acontecimiento.
Según datos históricos, José Martí, visitó al menos unas cuatro veces la República Dominicana y en la última de esas visitas (en 1895) se hospedó por dos meses en la casa del general Máximo Gómez, en Montecristi.
El motivo de su estadía era más que una visita turística, pues fue durante ese tiempo que ambos redactaron el documento que exponía las ideas para organizar la guerra de independencia de Cuba, al que llamaron el “Manifiesto de Montecristi”.
Además de trazar los lineamientos de la nación que anhelaba Martí, también aprovecharon para “cuadrar” estrategias y claves para comunicarse entre ellos y sus allegados. Pero leer esto en los libros o que un conocedor de la historia te relate los hechos es diferente y adquiere otra dimensión cuando se tiene la oportunidad de conocer el espacio donde todo se planificó. Con un pasillo central angosto repleto de cuadros de la época, el cual separa las cuatro habitaciones que conforman la pequeña casa hasta llegar al amplio patio, donde se encuentra un jardín con dos bustos, uno de José Martí y otro de Máximo Gómez, cada uno junto a la bandera de sus respectivas nacionalidades. En la propiedad que adquirió Gómez en 1888, la última habitación de la casa era un comedor, el cual se extiende de un extremo a otro. Ahora, es una biblioteca, donde se destaca un gran mural pintado por Silvano Lora, en 1983, en el que el artista plasmó el proceso histórico. A pesar de eso, el espacio aún conserva su esencia. Sus paredes de madera pintadas de un azul grisáceo, los marcos de las puertas y ventanas de color blanco y su techo a dos aguas le dan un “toque” especial a la estructura.
A pesar de tener un aspecto aceptable, este museo le falta apoyo económico para seguir brindando el servicio educativo. Según cuenta Eunice Cabrejas, encargada del lugar y directora de la biblioteca del Museo Casa de Máximo Gómez, este espacio no cuenta con el apoyo necesario del Estado ni de instituciones privadas. “Solo contamos con el subsidio del Ayuntamiento de Montecristi y el aporte que los visitantes puedan dar, pero eso no es suficiente. Este museo es un legado y debemos hacer lo posible por mantenerlo vivo, difundiendo la historia”, comenta Cabrejas.
¿Qué puedes encontrar en el museo?
Desde que entras se percibe la estampa cubana en cada uno de los cuadros, fotografías y artículos. Adentrarse en ese pequeño espacio, pero grande en el legado histórico y cultural, impresiona. Detenerse a observar los retratos de los próceres, leer una copia del Manifiesto de Montecristi, cartas de José Martí a sus familiares y libros de autores de la época es simplemente, una experiencia enriquecedora.
El documento original del Manifiesto de Montecristi se encuentra en Cuba, explica Cabrejas, pero el que se exhibe en el museo es una copia exacta del mismo. Allí, también cuentan con una réplica de la mesa donde se firmó el acuerdo y del machete de Martí. Sin embargo, en una de las habitaciones se conserva una estrella original colocada en el techo de donde cuelga un lámpara. Esta (la estrella) fue colocada por Martí, la cual simboliza la liberación de Cuba.
“Estas son las cosas que más llaman la atención de los visitantes, que por lo regular son estudiantes y extranjeros. También son ellos, quienes promocionan el museo, pues suelen recomendarlo a sus allegados”, agrega Cabrejas, quien considera que el mayor reto al que deben enfrentarse, como entidad, es al mantenimiento de la estructura de la casa.
“Para mantener vivo este lugar es de vital importancia que estemos en constante reparación de la casa, en especial el techo y madera, que son los materiales con que está construida. Pero esto no se puede hacer sin la solvencia económica necesaria”, concluye Cabrejas.
Planes del Museo Casa Máximo Gómez
Como toda entidad, los administradores del Museo Casa Máximo Gómez tienen entre sus carpetas grande planes. Lamentablemente, no se cuenta con los recursos. Pero las ganas están.
Además de poder darle mejores condiciones al lugar, desea tener un portal Web para promocionar el lugar y la región, pero esto sin el equipo y el personal es complicado. Para otras entidades, esto es tarea fácil, pero para un museo ubicado en el lejano Montecristi parece toda una odisea.
Allí se imparten talleres de historia cada cierto tiempo, pero les gustaría que sea una constante y que estos tuvieran mayor demanda.