La supra Comisión y el país

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) está instalada en el país, y según los reportes que se están recibiendo, su actuación es inquietante, si se mide por el método que utiliza para “escuchar voces” sobre “violaciones…

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) está instalada en el país, y según los reportes que se están recibiendo, su actuación es inquietante, si se mide por el método que utiliza para “escuchar voces” sobre “violaciones de derecho”.

Por ejemplo, el pasado domingo fueron citados comunicadores, pero no se hizo una convocatoria abierta, pública, sino que fueron llamadas personas individuales, en su totalidad adscritas a la posición de denuncia de la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional.

Apenas el pasado viernes fue decretado el Plan Nacional de Regularización de Extranjeros, y este lunes la CIDH estaba recibiendo denuncias de voces convenientemente alineadas contra el propósito legítimo de ordenar, de una vez y por todas, la inmigración descontrolada.

Llama la atención el estilo de las convocatorias, de manera soterrada, cómo llegan a destino quienes denuncian las violaciones, lo que sugiere que esas personas estaban contactadas, animadas, entrenadas y transportadas para un fin.

Habría que ver la calidad y la idoneidad de las denuncias. Si responden verdaderamente a un estado como el que se pretende presentar ante el mundo, como si en República Dominicana se estuviese en una cacería de seres humanos, en una razia.

Lo que debe estar ocurriendo no es esto, este espectáculo internacional, sino la continuación del programa establecido por las propias autoridades con el Plan de Regularización. Da pena la falta de entereza. ¡Cuánta debilidad frente al avasallamiento y la prepotencia de una Comisión! Habría que preguntar: ¿Es República Dominicana soberana?

Las autoridades están acomodándose para evitar lo que tanto temen. Pero estamos persuadidos de que no importa cuánto hagan, los miembros de esa Comisión obrarán con el mismo temperamento que adelantaron cuando condenaron la sentencia sin conocerla.

Demasiado evidente que cunden las vacilaciones en las autoridades nacionales y peligra el imperio de la ley, la institucionalidad encarnada en el Tribunal Constitucional y la Constitución de la República.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas