A FUERZA de la traumática experiencia nacional en mantenimiento de obras municipales, que e n la capital tiene en el una vez fastuoso y hoy abandonado Bulevar de la 27 uno de sus ejemplos más patéticos, el agradable anuncio de la reformada Güibia, me provocó inquietudes: ¿En cuánto tiempo el esplendor inicial será reemplazado por el descuido y el deterioro progresivo? ¿Cuánto esperará el vandalismo para desmantelar la instalación?

La información de que el Clúster Turístico tendrá a su cargo la administración de la importante área recreativa calma las aprensiones, toda vez que distintas entidades privadas estarán involucradas en su cuidado y preservación.

No obstante, el cabildo debiera explicar el alcance del trato. ¿Será una Güibia para todos?

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